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¿Alguna idea?

MÓNICA FERNÁNDEZ-ACEYTUNO

SIEMPRE me han llamado la atención esas ciudades en las que se repiten los terremotos y aún así nadie abandona, todo lo contrario, crecen y crecen como México D. F., torcida hasta marear su plaza del Zócalo, o San Francisco, o Tokio.

Nuestro terremoto es el agua. Todos sabemos que va y que viene. A veces no viene. O llega retumbando como un gigante por el cielo entre rayos y truenos, casi siempre en las mismas fechas, sequía o inundaciones, pero se nos pone la misma cara de sorpresa y de asombro que un japonés cuando le sobreviene, como un tren inesperado, el terremoto.

Tenemos dos problemas medioambientales muy graves: el agua y la erosión del suelo, relacionados entre ellos, aunque lo más grave y preocupante es que no son nada nuevos. Empero, mientras los japoneses han inventado los cimientos flotantes, a nosotros, en lo que yo tengo de vida, no recuerdo que se haya inventado otra cosa que los pantanos. Toda esta agua cayendo, golpeando como un martillo el poco suelo que nos queda, inundando donde no hace falta, desperdiciada por todas partes, ¿es que a nadie se le ocurre nada?, ¿o es que vivimos como si fuéramos a marcharnos?

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