El Redescubrimiento
Desde que el 14 de marzo de 2001 Juan Vicente Herrera anunciara en las Cortes de Fuensaldaña su intención de llevar Las Edades del Hombre hasta la Gran Manzana, los rumores no han cesado. La apuesta del recién nombrado presidente de la Junta era tan sólo la avanzadilla de un proyecto mucho más ambicioso que pretende «conquistar» la metrópolis capital del siglo XXI y que cuenta con Atapuerca, Delibes, el castellano y sus «anchas» plumas, Cristóbal Gabarrón y los mejores paisajes de los artistas de la tierra para «redescubrir» el Nuevo Mundo a partir de septiembre.
El desembarco de Castilla y León en Nueva York tendrá lugar el próximo 11 de junio, cuando la Junta tiene previsto dar a conocer a la sociedad neoyorquina la gran apuesta internacional de la Comunidad para este año 2002. El Carnegie Hall servirá de escenario de lujo para la primera expedición y la Orquesta Sinfónica de Castilla y León se pondrá de nuevo a las órdenes de su hasta ahora director principal, Salvador Mas, para ofrecer un concierto con el que dar la primera nota.
La siguiente no se escuchará hasta el mes de septiembre con la inauguración de «Tiempo de esperanza», una nueva edición de la exposición de Las Edades del Hombre que exhibirá un centenar de piezas en la Catedral anglicana de San Juan el Divino, la primera sede no católica que acoge la muestra. Con el proyecto de más de 350 páginas en manos de la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes del Patrimonio Histórico Español, el secretario general de Las Edades, Antonio Meléndez, «cruza los dedos» para no enfrentarse a las dificultades que ya asaltaron a la primera salida de la exposición al extranjero, con motivo de la edición que se celebró en Amberes.
No ha llovido tanto desde que para la muestra de 1995 se denegaran los permisos de salida de muchas de las obras de arte incluidas en la exposición, y su organización se convirtiera casi en una «cruzada» para el entonces comisario José Velicia. «Nueva York es muy complicado en todos los sentidos», reconocía el comisario al tiempo que subrayaba, siete años después, los problemas de todo tipo, sobre todo económicos y de espacio, a los que han tenido que hacer frente desde el principio y que obligaron a descartar sólo a última hora la utilización de la Catedral de San Patricio.
Ni los trámites del obispo de Neward, el leonés David Arias, ni el respaldo del Cardenal Egean de Nueva York sirvieron para que el principal templo católico de Manhattan cediera el espacio suficiente al patrimonio de la Iglesia de Castilla y León. Y aunque las propuestas barajadas eran múltiples -entre la Spanish Society, San Pablo y San Vicente Ferrer, por citar sólo algunas de las contempladas- parece que la definitiva, aunque no confirmada de manera oficial, es la de Saint John The Divine, situada en la avenida 112 con Broadway Este.
Respecto al contenido de la exposición, en medio del hermetismo habitual que acompaña a la puesta en marcha de las Edades del Hombre, tan sólo se ha apuntado hacia una biblia visigótica y otra mozárabe que podrán admirarse en la iglesia anglicana.
Pero si el primer anuncio de Juan Vicente Herrera se sirvió de Las Edades como principal atractivo para la presentación del proyecto en Nueva York, lo cierto es que uno de los principales baluartes será el que se organice en torno a los yacimientos de Atapuerca, que celebrarán por todo lo alto su vigesimoquinto aniversario y romperán en la capital estadounidense una lanza más a favor de la investigación en la Comunidad castellana y leonesa.
El vicepresidente de la Junta y consejero de Educación y Cultura, Tomás Villanueva, confirmó durante la entrega del Premio de la Cámara de Contratistas de Castilla y León lo que ya nadie dudaba, que Atapuerca ocuparía un lugar destacado en esa representación de la Comunidad. El Museo de Historia Natural de Nueva York acogerá desde octubre y previsiblemente durante el primer trimestre de 2003 una exposición sobre el yacimiento burgalés, así como un congreso internacional y la presentación de nuevas investigaciones en las que trabaja el equipo codirector de los yacimientos. Sólo en este caso, Villanueva concretó incluso el coste aproximado del proyecto, que asciende a los 3 millones de euros. Este esfuerzo presupuestario está justificado, Villanueva explicó, porque «es una exposición que puede ser visitada por más de dos millones de personas y en consecuencia el esfuerzo debe ser mayor».
En castellano
Como un pilar fundamental de este «redescubrimiento», habría que señalar también el conjunto de actividades organizadas en torno a la lengua y la literatura castellana.
Miguel Delibes será el buque insignia de este «tercer» desembarco en Nueva York. A medio camino entre el homenaje al escritor vallisoletano propuesto como candidato al premio Nobel y la presentación internacional de las mejores plumas de la Comunidad, el Gobierno regional ha programado en colaboración con la Universidad y algunas instituciones culturales de Castilla y León una propuesta ambiciosa en la que las letras serán las protagonistas y que se complementará con la oferta de los restantes campos artísticos.
Como ya adelantó ABC, la selección de autores realizada pretende reflejar la gran variedad de estilos que se cultivan en la Comunidad. Para esta puesta en escena se pretende contar con los mejores especialistas y todo parece que con uno de los más prestigiosos centros culturales de la capital estadounidense, la Universidad de Columbia. Del grueso del programa se ha encargado la Universidad de Valladolid, que ha designado a los catedráticos de Lengua y Literatura Francisco Javier Blasco y Pilar Celma para presentar una propuesta sobre la que trabajar a petición de la Junta de Castilla y León, organizadora de este destacado evento. Junto a este proyecto se contempla también la celebración de unas jornadas en torno a los escritores y poetas de la Comunidad, de forma que se ofrezca una especie de antología literaria de la producción contemporánea en Castilla y León.
Esta actividad tendría lugar en el auditorio del Centro Juan Carlos I de Nueva York y contaría con la colaboración de la Academia Norteamericana de la Lengua Española, que dirige Odón Betanzos, así como del Instituto Cervantes, con Manuel Garrido a la cabeza, en la misma ciudad, dos de las instituciones más prestigiosas en Estados Unidos en representación del castellano. Por este centro, situado en 53 Washington Square South, pasarán personalidades como los zamoranos Juan Manuel de Prada y Jesús Ferrero, el salmantino Gonzalo Santonja y el melillense Fernando Arrabal, que aprendió a leer y escribir en Ciudad Rodrigo y desde entonces mantiene su vínculo con la tierra.
El doctorado honoris causa que Su Majestad el Rey recibiera de la Universidad de Nueva York en 1983 y el impulso dado por el presidente de la New York University de entonces (actual presidente de la Fundación del Centro Juan Carlos I de España), John Brademas, es el origen de este centro de estudios de España y del mundo hispanohablante, que se complementa con la Cátedra Juan Carlos I de Cultura y Civilización Españolas, una cátedra que permite a la Universidad traer académicos eminentes sobre España al campus para enseñar y hacer investigaciones. La «cuarta» pata del proyecto se apoya en los fondos artísticos de la Junta de Castilla y León. Además de la colaboración desarrollada con la Fundación Cristóbal Gabarrón, que hace apenas unos meses inauguró en Nueva York su sede y que respaldará la presentación del arte de la Comunidad, viajará hasta la galería Chelsea la selección de una treintena de obras que componen la exposición «Paisajes intergeneracionales», una muestra que recorre la labor creativa de los 18 artistas castellanos y leoneses (algunos de ellos de adopción) más significativos de los últimos cien años.
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