Espíritu en estado puro
El pintor Cristino Vera, tinerfeño él, es un amante insobornable de las tierras de Castilla y de sus señas austeras de identidad, condición que le vincula de forma inevitable con esos hombres del 98 que trocaron el sol y la ribera por el desalmado páramo. Vera, artista monacal, maestro de la luz, de la esencia y del silencio, ha cumplido el sueño de exponer sus dibujos en el Monasterio de Silos, quizá el lugar más idóneo del mundo para que luzca una obra que es espíritu en estado puro.
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