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Un robot español permite a los cirujanos asistir a operaciones por laparoscopia a través de Internet

Cabe en cualquier quirófano, no necesita instalación y su batería recargable garantiza semanas de funcionamiento. Se maneja con la voz y para usarlo no son necesarios cursillos ni preparación técnica alguna. ERM es un robot especialmente pensado para ayudar al cirujano durante las intervenciones laparoscópicas. Incluso si el cirujano está a kilómetros de distancia.

MADRID. Es una pena que le hayan cambiado el nombre. Porque resulta mucho más agradable referirse a él (¿o a ella?) como «ISA» que como «ERM», a pesar de que el primero sólo hiciera referencia a «Ingeniería de Sistemas y Automática», el departamento de sus creadores en la Universidad de Málaga, y no al diminutivo de Isabel. «ERM», sin embargo, el nombre por el que se ha optado finalmente, sólo significa, según el idioma que se elija, «Española de Robótica Médica» o «Endoscopic Robotic Machine».

Una auténtica sopa de letras para referirse al robot español que permitirá, a través de Internet, que un médico lejano asista, en tiempo real, a una intervención con cirugía laparoscópica y de instrucciones o consejos al colega que se encuentra operando en el quirófano. Todo un hallazgo, cuya documentación y especificaciones técnicas han sido ya enviadas al Ministerio de Sanidad y Consumo para que éste autorice su uso con seres humanos y dé vía libre, por tanto, a su inmediata comercialización.

Controlado por voz

El robot ha sido especialmente diseñado para facilitar la labor de los cirujanos durante este tipo de intervenciones, cada vez más comunes, que se llevan a cabo sin necesidad de abrir el abdomen y con la ayuda de una cámara de vídeo. A través de tres punciones en el vientre del paciente se introducen, dentro de su cuerpo, los instrumentos quirúrgicos (pinzas y bisturí) en los dos orificios laterales, y la cámara en la abertura central. Desde el exterior, el equipo médico maneja cámara e instrumental, con la vista fija en un monitor que muestra, a todo color, lo que ve la pequeña cámara.

Aquí es precisamente donde ERM cumple con su función principal, ya que puede ser controlado verbalmente por el cirujano, que tiene así una mano libre con la que manejar mejor las pinzas o el bisturí.

«Arriba», «abajo», «izquierda», «derecha», «dentro» o «fuera». Eso es todo lo que necesita decir el cirujano para que el robot mueva la cámara exactamente hacia donde él quiere. «La cantidad de movimiento que corresponde a cada orden es configurable, aunque lo normal son unos dos centímetros», afirma Víctor Muñoz, uno de los máximos responsables del proyecto. ERM está programado, además, para no causar daño al paciente, incluso si el cirujano se equivocara al darle las instrucciones. «Por un lado -explica Víctor Muñoz-, el campo de acción en el que se va a mover la cámara se define previamente, de forma que al llegar a ese límite, simplemente se detiene. Por otro, la muñeca mecánica que la sujeta, está concebida para no causar daño alguno al paciente, ya que sostiene la cámara de la misma manera en que una persona sujetaría un lápiz entre dos dedos. Si movemos el lápiz, éste basculará en cualquier dirección, pero no ejercerá presión alguna al encontrar un obstáculo».

«Aparte de dejar una mano libre al cirujano, que ya no tiene que manejar la cámara -explica Víctor Muñoz-, el robot soluciona el problema de la fatiga. Al final de una operación larga, el cansancio puede hacer que la cámara tiemble, lo que puede convertirse en un serio problema si de lo que se trata es, por ejemplo, de hacer una sutura del grosor de un cabello».

Presencia virtual

Gracias a un «software» parecido al que se utiliza para videoconferencia, ERM es capaz, además, de permitir la presencia virtual de otros especialistas en cualquier operación, a través de Internet. «Habrá una página web del robot -dice Víctor Muñoz- desde la que un médico podrá descargar una pequeña aplicación y ver, en tiempo real, lo mismo que ve la cámara que se encuentra en el interior del paciente. El programa permite que el «invitado» hable con el cirujano que está operando, e incluso que realice marcas en su monitor, para indicarle zonas o aspectos concretos que puedan ser de interés».

Tras más de un año de experiencias exitosas con animales, el equipo de investigadores espera ahora el visto bueno del Ministerio de Sanidad para empezar a utilizar el robot en intervenciones a seres humanos. El siguiente paso, en el que ya se está trabajando, es el de un nuevo autómata capaz, también, de permitir directamente el manejo del instrumental quirúrgico a un operador remoto, a través de Internet.

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