Los robots desmontan los pisos superiores del Windsor a los dos meses del incendio

MADRID. Dos meses han tenido que pasar hasta que las pinzas de unos robots especiales hayan comenzado a «devorar», poco a poco, los pisos superiores de la Torre Windsor. Las condiciones de extrema peligrosidad en que se encuentra el esqueleto del edificio, con riesgo constante de desprendimientos, han hecho que los trabajos previos al desmontaje propiamente dicho se hayan alargado en el tiempo.
Cualquier prevención es poca en una situación de este tipo, por lo que el alrededor de medio centenar de personas que conforman el grupo de trabajo en Azca han ido paso a paso -desde que el 17 de febrero quedara firmado el decreto de derrumbe por parte del Ayuntamiento de la capital- hasta poder ir desmembrando las 32 plantas del rascacielos. Primero fueron los dos pisos superiores, cuya eliminación era de menor riesgo al haber sido «añadidas» a la estructura original apenas dos años antes del incendio del pasado 12 de febrero. Hace unos días, a principios de este mes -tal y como calcularon los técnicos de Urbanismo-, varios robots comenzaron a desgajar la zona superior del inmueble, por lo que ya se puede hablar de desmontaje. Un proceso que habrá de durar, según las previsiones municipales, hasta finales de este año o principios del que viene.
Hasta que llegue ese momento, el protocolo de actuación, a grandes rasgos, será el siguiente: para las operaciones de corte y desbroce se utilizan elementos para fracturar y diferentes procedimientos de oxicorte, lanzas térmicas de oxígeno, dispositivos de agua a presión, mordazas demoledoras, discos de corte y los famosos robots, que están dirigidos mediante un sistema de control remoto, con la posibilidad, incluso, de la utilización de distintos accesorios, como cazos, bivalbas, pinzas abrazadoras y cizallas.
Tres grúas
Los robots están colgados de las grúas -ahora hay tres en la zona de obras, después de que llegara una nueva y se retirara otra-, y, principalmente, se están utilizando para aminorar el riesgo de accidente por parte de los operarios, que, hasta ahora, han ido trabajando dentro de unas jaulas especiales que también pendían de las grúas.
El proceso de derribo se está realizando «siguiendo el orden lógico de la degradación estructural existente», es decir, de fuera a dentro, para evitar así mayor riesgo de derrumbe. Se comienza con el despiece de los forjados delimitando elementos de superficie variable, dependiendo de su ubicación de los medios de elevación disponibles. Una vez que se haya eliminado el tramo de forjado, se procederá a terminar con las vigas mixtas y pilares de fuera a dentro; se deja para lo último el núcleo central, que sirve de elemento más sólido y, por lo tanto, más seguro del conjunto estructural.
La previsión es que este ritmo de trabajo se mantenga hasta la segunda planta técnica, sobre la que se asienta el piso 17. Para ello se tendrá que haber eliminado la pila de escombros que reposa sobre ese punto. Entonces, se retomarán los trabajos de la misma manera. Quizá -y sólo quizá- cuando se llegue a la primera planta técnica -la cuarta-, el Ayuntamiento pasará el testigo del desmontaje a la familia Reyzábal, que podría eliminar lo que en ese momento quede del edificio mediante el método tradicional de derrumbe, con una máquina de 37 metros de altura. Sin embargo, este último extremo queda en el aire.
Precisamente, éste ha sido uno de los puntos de fricción entre la Administración municipal y los propietarios del Windsor, quienes consideran excesivo el presupuesto de 17,5 millones de euros presentado y que corre a cuenta de la inmobiliaria de los Reyzábal, Asón.
El pasado 12 de febrero el tremendo incendio paralizó el centro financiero de la capital. La gran torre, uno de los hitos arquitectónicos de la
capital y un símbolo de su corazón financiero, se quemó prácticamente en su totalidad, y su silueta ennegrecida ha pasado de sembrar el pánico a convertirse en referente casi turístico. El complejo y caro plan de demolición hará desaparecer de la línea del cielo lo que queda del que fue uno de los mayores rascacielos de la ciudad.
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