«Cachimba»
El chileno Silvio Caiozzi parece seguir a Hanif Kureishi cuando proclamaba que «el mundo es una falda que quiero levantar». Y quien dice falda dice museo secreto, pues tal «doble Nelson» es el eje de este improbable cruce entre Ripstein y Subiela donde un tipo cortazariano saca de sus catacumbas a un pintor tan genial como maldito mientras intenta similar hazaña con las enaguas de su oronda y tímida novia. También cetáceo es el ritmo impuesto por Caiozzi para conducir esta anécdota hacia categorías épicas, encallándola en conversaciones y contemplaciones sobre lo divino del arte altamirano enfocado con una tenua vela. Aunque lo más chocante de este tendedero de quimeras sea ver a Jesús Guzmán, el cartero de «Crónicas de un pueblo», repartiendo palos certificados al pobre protagonista. Moraleja: quien con sueños se acuesta, con cardenales se levanta. J. C.
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