Hermanos musulmanes
La tolerancia es una de las cosas bellas. Y el trato noble y solidario hacia los inmigrantes del islam también lo es. Nuestras costumbres son diversas pero este hecho no impide el respeto; demostrado con lugares como la monumental mezquita de Madrid.
Recientemente, algunos musulmanes se quejaban de las dificultades que el Ayuntamiento de un pueblo les ponía para cederles un piso como lugar de oración. Algo lamentable, aunque poco común.
Quisiera subrayar la buena disposición global de los españoles en este sentido y hacérsela notar —especialmente— al querido pueblo de Arabia Saudí (entre otros). Al parecer, la principal ocupación de mis amigos diplomáticos de España destinados en aquel país, consiste en establecer reiterados diálogos con las autoridades policiales para sacar de la cárcel a los españoles que son detenidos por llevar una cadenita colgada con un crucifijo.
En fin, las comparaciones son odiosas y el agravio rumiado es mal consejero. Mantengamos nuestro buen recibimiento hacia estos ciudadanos, sigamos promoviendo foros de encuentro entre nuestras culturas. Pero seamos conscientes de la importancia de ayudarles a mantener una actitud análoga con nosotros cuando visitamos sus países de origen, nuestras costumbres distintas no merecen la cárcel.
Ricardo Aguado Molina.
Madrid.
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