Los términos coloquiales «lavado de cara» y «vuelta de tuerca» se quedan cortos ante la renovación que tuvo lugar hace dos años, en el 2019, en un establecimiento de cuatro décadas de existencia en Adamuz, la cafetería Elisabeth. Al frente de ella desde hacía más ... de 25 años se encontraban Ángel y Toñi, que se quedaron con el local después de mucho tiempo de trabajar como camareros, manteniendo el nombre. Pero con la incorporación al trabajo de sus hijos, Ángel y José, la familia en conjunto decidió que era hora de apostar por un nuevo concepto y además con cierto riesgo, al ser Adamuz una localidad pequeña, de poco más de 4.000 habitantes.
Y así se cambió la decoración y el nombre. De la cafetería y taberna antigua se pasó al establecimiento de estética más moderna . Y de la carta tradicional a una variada que apuesta por la cocina más creativa. Incluso el propio nombre Antojos, procede de un imaginativo acrónimo procedente de las iniciales de Antonio, Toñi y José y que se le ocurrió precisamente a Toñi «mientras estaba fregando los platos», explica bromeando su hijo Ángel Valverde.
«Queríamos mantener los sabores pero dándole una vuelta a las presentaciones y al tratamiento de los productos, junto a dos o tres sugerencias distintas cada semana», detalla Valverde. «Pensamos en abrir un horizonte, y que también acudiesen a Antojos personas de los pueblos cercanos o de la capital…desilusionados no se van a ir, eso seguro».
El gusto por la concina creativa combina la labor durante años de los padres, y el aprendizaje de los niños desde muy pequeños, con una mente abierta y, como indica Valverde, autodidacta . «Hemos cogido ideas de muchos sitios». Y esas ideas se manifiestan en concreto en combinar platos tradicionales y representativos de la casa, como las croquetas o el cachopo, con presentaciones diferentes para recetas de siempre. Un ejemplo son los nidos marroquíes con queso de cabra y nueces para acompañar las carnes.
Por ejemplo la pata de pulpo cuando está entre las sugerencias se presenta sobre muselina de patata, el tartar de salmon se sirve con aguacate y mango o el tartar de atún se sirve sobre alga nori y con una ensalada de alga wakane.
Las sugerencias constantes e imaginativas se rodean de los pilares básicos de la cocina tradicional en una carta donde no faltan las carnes como solomillo, carrillada, presa, lechón o flamenquín. Entre los pescados están el pez espada, sepia, bacalao o gambas. Entre los entrantes hay tapas de siempre como bravas, ensaladilla rusa, salpicón, berenjenas o lomo de orza.
El lugar cuenta con terraza con carpa para el invierno.
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