Bailaora, diseñadora y con experiencia previa en hostelería en los pubs Automático y la primera etapa del Clandestino, Rosario Vacas dio origen al proyecto de La Conchinchina gracias a una conversación de broma con una amiga. En la charla se imaginaban poniendo un sitio de ... cava y sushi en la Corredera. La broma se hizo realidad y surgió La Conchinchina, en su origen enfocada a la comida a domicilio, primero en esa sede de la clásica plaza en el 2013, y más tarde en frente del colegio Santa Victoria. «Aquello en teoría era un take away, pero al final funcionaba como un bar, así que nos mudamos al actual local para dar ese servicio».
Allí desde el 2017 se viene desarrollando una idea de restaurante distinto, nada al uso. La Conchinchina es la Conchinchina. Nada se le parece en la ciudad. Se trata de un restaurante de cocina fusión con tres ambientes. Una planta de abajo cercana a la barra, una planta de arriba más intimista y otra sala abajo, separada, más abierta y colorida, que contrasta con las anteriores, casi como si perteneciera a otro establecimiento. «Esto es un poco una película en la que entras» bromea Vacas al describir este personal sitio enfocado a las cocinas japonesa y peruana y a la fusión de ambas, concepto conocido como cocina nikkei.
La Conchinchina cuidad muchísimo de la decoración y la luz, además la música tiene un protagonismo claro desde que se entra, con una excelente selección musical que los fines de semana se convierte en sesiones de DJ’s.
De la causa a la limeña al sushi clásico o especial, este restaurante no se queda solamente en ese mencionado concepto nikkei , sino que ofrece otras opciones creativas dentro de la cocina fusión. Y así el cliente puede degustar bao de rabas de calamar, alga wakame y salsa picante o incluso un salmorejo de albahaca con tacos de atún. Ensaladas, sopas, temaki o pollo a la japonesa, completan una carta amplia destinada tanto al iniciado en este tipo de gastronomía como al comensal que se acerca ocasionalmente o con cierta timidez a tales propuestas.
Hay que estar atentos a la pasta japonesa, a sus noodles de autor, como los llaman con sentido del humor, a las especialidades basadas en el curry (gambón, pollo, verduras) o a los risottos. Entre las novedades un bocata vietnamita o la hamburguesa de atún pueden ser opciones informales y nada habituales en Córdoba. También se han incorporado recientemente las gyozas.
Debido a la situación que persiste en este verano del 2021 todavía con la crisis sanitaria presente, La Conchinchina ha adaptado su establecimiento a la situación, de forma que todas las cristaleras de la entrada pueden abrirse, conectando la sala de abajo con el exterior directamente a modo de estancia diáfana. Fuera cuentan con una pequeña terraza propicia para tomar un aperitivo, con algunas mesas con bancos altos.
Entre los próximos proyectos de La Conchinchina, ralentizado a causa de la pandemia, se encuentra la puesta en marcha de una pequeña tabernita japonesa en el lugar, con una carta de sakes
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