Hasta 80 centímetros de un kilo de carne de cerdo de calidad adobada con un aliño «secreto de la casa que no voy a contar hasta que cierre el negocio», ha comentado en alguna ocasión el propietario. Sus brochetas infinitas, por 13,50 euros, son su tesoro, su atractivo, y no dejan indiferente a nadie.
Para los amantes del pescado, Pepe también cocina la versión del pinchito con perca, salmón, acedías, langostinos y chipirones , algo más ligero pero en una brocheta de igual tamaño a 11.50 euros. Su secreto es, además de los aliños, contar con productos de la mejor calidad y en las carnes, no se la juega y es fiel a su proveedor de siempre, Martínez Barragán.
La trayectoria de Jiménez en la cocina comenzó de la mano de Paco Maestro , un cocinero de la aldea Quintana con quien trabajó en casetas de la feria de Córdoba hasta que decidió abrir su propio local. Además de estos pinchitos, se pueden pedir raciones para compartir como la fritura variada o las croquetas, guisos como la carne en salsa y también flamenquines y sanjacobos . Y para el que tenga algo más de apetito, los platos camperos con huevos, patatas, pimientos y flamenquín, chorizo, lomo de orza… según prefieran. Sin olvidar los bocadillos.
Pero en todas las mesas servidas de Pepe Jiménez se puede ver la brocheta colgando con su plato de patatas correspondiente. Por algo será.
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