Junts arrasa al PSC y Esquerra se diluye en su complejo
Con la presidencia de Rull, Puigdemont se garantiza ser el primer candidato a la investidura y que temas como la Monarquía o la independencia vuelvan al Parlament
De su eterno complejo ante Junts y tras un intenso debate en la ejecutiva del partido la mañana del lunes entre hiperventilados (sector Marta Rovira) y moderados (sector Junqueras), salió la decisión de regalar la presidencia del Parlament a Josep Rull con el apoyo ... de la CUP. Junts ganó ayer por goleada, en una demostración de temple y de imaginación que recordó a los mejores tiempos de Jordi Pujol. El PSC fue arrasado, también como en aquellos tiempos, y Esquerra continúa como los palestinos, sin perder una oportunidad de perder una oportunidad: los republicanos argumentan que no están especialmente interesados en presidir nada y quieren que tanto el PSC como Junts colapsen para justificar su debacle en las últimas autonómicas. Pero con la marcha de Oriol Junqueras se han quedado sin presidente y sin candidato hasta el próximo congreso del partido, que va a celebrarse el 30 de octubre, de modo que es suicida que se asomen al abismo de una repetición electoral.
El PSC optó por la prudencia de no hacer nada que pudiera perjudicar los apoyos que su candidato necesita para la investidura y ni siquiera habló con el PP para explorar un pacto. Tampoco anunció ninguna impugnación del voto delegado de los prófugos Lluís Puig y Carles Puigdemont, como sí hizo la derecha. Los socialistas tuvieron durante la mañana alguna esperanza de conseguir la presidencia pero mientras el partido de Puigdemont consiguió que su principal rival le sirviera el control del Parlament en bandeja, ellos no consiguieron ni el voto de los Comunes, y fueron incapaces de trabajar que, de un modo aparentemente espontáneo, PP y hasta Vox votaran a su candidata.
También estos dos partidos, con su voto en blanco, patrocinaron a su manera la jornada victoriosa del fugado. Sin el control de la mesa del Parlament –otra vez con mayoría absoluta independentista– y con sólo 42 diputados, la repetición electoral ha dejado de ser el peor escenario para Salvador Illa, sobre todo si su presidencia y gobierno ha de depender de un partido amateur y de líderes poco dotados para la comprensión política y que sin ir más lejos resucitaron ayer a su archienemigo, que estaba fuera de combate.
Con la presidencia de Rull, Puigdemont se asegura ser el primer candidato a la investidura y que temas como la Monarquía o la independencia vuelvan a ser discutidos en el Parlament, a pesar de los reproches de la Justicia. ERC calcula que de este modo evitará que los convergentes la culpe de que no haya un presidente independentista, en tanto que ni con los votos de los republicanos y de la CUP le alcanza al expresidente para volver a serlo. PP y Vox esperan que la tensión vuelva a Cataluña para pescar en río revuelto.
Gracias a todos ellos, Cataluña y toda España vivirán otra estampa esperpéntica con los festejos por el regreso del prófugo si es que finalmente decide cumplir su promesa, aunque con Rull de presidente del Parlament Puigdemont podría intentar la investidura a distancia.
Los socialistas catalanes dicen que mantienen la calma y apelan a sus buenos resultados electorales pero han pasado en pocas horas de creer que el PSOE empataba las elecciones europeas a darse cuenta de que las perdía por cuatro puntos y de pensar que tenían opciones a presidir el Parlament a ver cómo Junts una vez más imponía su relato, lograba la presidencia del Parlament y una mayoría independentista en la Mesa, y volvía a enredar de Esquerra.
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