Análisis
La lengua como excusa
El BNG no quiere convivencia sino monolingüismo puro y duro, y no de la lengua de estas líneas

En función del grado de hipérbole que emplea el nacionalismo para catalogar el 'éxito' de la manifestación del domingo se sabe el tamaño del pinchazo en la convocatoria. A la vista del patinazo, parece que el adjetivo «histórico» está bien traído. Empieza a hacer ... aguas esta guía de la UPG para tener las calles ardiendo, parece. La pregunta es qué hace el PSOE enmarañado en las estrategias de oposición de su principal adversario, pero Besteiro sabrá.
La cuestión de fondo responde a una sobredimensión de la cuestión lingüística. Claro, se me reprochará, como el castellano no está en una situación de inferioridad, el analista no es capaz de asimilar la gravedad de la situación. Y nadie discute el diagnóstico, la foto fija de la realidad que reflejan unas y otras encuestas. Lo que se debate son las soluciones, y ahí sí hay un componente ideológico claro.
Ni al BNG ni a sus ramificaciones -véase la Mesa, Queremos Galego y demás entidades del ramo- les va a valer con una variación de las materias que se imparten en castellano y ahora cambien a gallego. Porque lo que exigen es, directamente, que el castellano desaparezca como lengua vehicular de la enseñanza pública. Sin más. Su modelo es inmersivo y llevan años defendiéndolo. Se apoyan en estudios como los del IGE para culpar al castellano en la educación del retroceso del gallego.
Imaginemos que el PP se da un golpe en la cabeza y accede a darle más peso al gallego en el currículo educativo en detrimento del castellano. Y que, sin embargo, la lengua no recupera espacio entre los hablantes. ¿Qué será lo siguiente? ¿Salir de la educación para ir ocupando otros espacios de la vida civil? ¿Eliminar cartelería en castellano? ¿Bloquear YouTube y las plataformas que no doblen sus contenidos? ¿Exigir rotulación en gallego como vía única para la obtención de ayudas? Dicho de otra manera, ¿la culpa de que los usos del gallego en la sociedad mermen son del castellano, por el mero hecho de ser la lengua oficial del conjunto del Estado, y al mismo tiempo, puente para comunicarse con otros 450 millones de hablantes? ¿O hay algo más?
Si la única manera de medir la recuperación del uso de la lengua gallega son las encuestas del IGE, y se van a emplear como justificación para cualquier medida hasta alcanzar el horizonte que el nacionalismo considere razonable, bien podemos irnos despidiendo de una convivencia real de los dos idiomas. Porque, en esencia, el BNG no quiere convivencia, quiere monolingüismo puro y duro, y no en la lengua en que están escritas estas reflexiones.
La lengua es, por tanto, una excusa para aplicar un modelo de ingeniería social que la sociedad gallega mayoritariamente no quiere, y que lo dice abiertamente en las urnas. Y eso no hay manifestación supuestamente masiva que lo esconda, por mucho que se repita ese mantra falso de «tener derecho a vivir en gallego», que no supone derecho alguno cuando se impone como obligación a terceros y excede la libertad individual de -esta sí- expresarse en la lengua que a uno le plazca.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete