Una mujer de 88 años se salva de ser enterrada viva tras 'resucitar' dentro del ataúd
En algún punto de los preparativos previos al entierro algo llamó la atención del personal funerario
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Hay miedos que parecen propios de la literatura o del cine de terror, pero que, en contadas ocasiones, se cuelan en la vida real con una crudeza aterradora. Uno de ellos, el de ser enterrado vivo, ha sacudido a la opinión pública internacional en los últimos días tras conocerse el caso de una mujer de 88 años que, por muy poco, no acabó enterrada viva en la ciudad de Pilsen, en la República Checa.
Todo comenzó una tranquila mañana a finales de mayo, cuando la mujer no respondía a los intentos de su pareja de despertarla. «No se movía, no respiraba», aseguró el anciano al medio checo 'Blesk'. Tras la escena, el hombre llamó a los servicios de emergencia y, siguiendo el protocolo habitual, el operador al otro lado del teléfono realizó una serie de preguntas antes de enviar una ambulancia. Tras la evaluación preliminar, se tomó la decisión de enviar directamente a un forense al domicilio.
Una vez en el lugar, el médico confirmó el fallecimiento de la mujer sin margen de duda aparente y, con la mujer aún en la cama, los trabajadores de la funeraria iniciaron el proceso para prepararla para su último adiós. Sin embargo, lo que ocurrió a continuación sorprendió a todos los presentes.
Un error que pudo costarle la vida
En algún punto de los preparativos previos al entierro, mientras el cuerpo se encontraba ya en el ataúd, algo llamó la atención del personal funerario. Algunos afirman que fue un leve movimiento de los ojos, otros aseguran que fue una respiración débil pero perceptible. Lo que sí está claro es que la mujer seguía viva. En medio del desconcierto, se solicitó asistencia médica de urgencia y, esta vez sí, una ambulancia trasladó a la anciana a un hospital, donde fue estabilizada y, según fuentes médicas, se encuentra en buen estado.
El caso, que podría haber terminado en tragedia, ha puesto bajo foco la actuación del forense que inicialmente certificó la muerte. Las autoridades locales han abierto una investigación para determinar qué falló y si hubo una negligencia grave por parte del médico. «Estamos investigando todas las circunstancias. Aún no se ha determinado la calificación legal ni hemos iniciado un proceso penal», declaró Michaela Raindlová, portavoz policial.
Por su parte, la Primera Sociedad Forense, a la que pertenece el médico implicado, no ha tardado en pedir disculpas por lo sucedido: «Lamentamos profundamente esto. Se están llevando a cabo investigaciones y se han tomado medidas para el personal. Está prevista una revisión de los sistemas de control de la cooperación mutua entre las entidades participantes», explicaron en un comunicado publicado en redes sociales.
La institución reconoció, además, que casos como este, aunque extremadamente raros, no son inéditos. «De cientos de miles de desplazamientos realizados, se han registrado tres casos en los que el forense encontró con vida al fallecido», afirmaron.
Cuando la realidad supera la ficción
El miedo a ser enterrado vivo no es nuevo. Durante siglos, se han documentado casos que han alimentado el temor colectivo a despertar dentro de un ataúd. En el siglo XIX, no era raro encontrar ataúdes con mecanismos para alertar a quienes estuvieran fuera si el difunto despertaba. Hoy, en pleno 2025, con los avances médicos y tecnológicos, parece impensable que algo así pueda seguir ocurriendo. Y sin embargo, esta mujer de 88 años ha protagonizado una de esas historias que nos recuerdan que el error humano sigue siendo un factor que no se puede subestimar. De no haber sido por la atención de los trabajadores funerarios, probablemente ya estaría enterrada. Ahora, mientras se recupera en el hospital, el país entero se pregunta cómo evitar que algo así vuelva a pasar.
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