La cumbre hispanofrancesa no sirve para resolver la apertura de los pasos fronterizos
Sánchez y Macron alertan de que el fuerte plan de inversiones de Estados Unidos en energía verde puede suponer la desindustrialización de Europa
Ministros de ambos países participarán con carácter periódico en Consejos de Ministros del otro país
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La cumbre de Barcelona ha sellado el refuerzo en las relaciones entre España y Francia. Con la firma de un Tratado de Amistad y Cooperación que nuestro país solo tiene con Portugal, aunque este incluso va más allá, y en el caso francés históricamente con Alemania y más recientemente con Italia. El Tratado estructura mecanismos y principios tendentes a mejorar la cooperación en materias de Justicia, Defensa, Exteriores, Industria, Cultura o Educación. El acuerdo incluye la puesta en marcha de un formato de intercambios ministeriales. Cada tres meses un ministro francés y un ministro español participarán en el Consejo de Ministros del país vecino.
Sánchez y Macron exhiben sintonía política y personal. No son pocos los asuntos en los que han sido aliados estos años en los Consejos Europeos. Pero también han tenido momentos de enfrentamiento. El reciente debate de las interconexiones energéticas, resuelto con una fórmula que rechazaba el MidCat a través de los Pirineos impulsado por España favor de un tubo submarino para el transporte de hidrógeno verde entre Barcelona y Marsella. Quedan pendientes la mejora de interconexiones ferroviarias.
Pen este sentido, Pedro Sánchez ha definido la cumbre como «histórica» y como muestra del «excelente momento que atraviesan las relaciones bilaterales». El presidente del Gobierno ha puesto en valor ese acuerdo de H2Med como una «infraestructura de futuro» que servirá para reforzar la «autonomía estratégica» de Europa. En el ámbito de los transportes quedan sin embargo asuntos por resolver. Y Sánchez ha planteado que «debe estar plenamente integrada en las redes transeuropeas».
Manda la posición francesa
Sin embargo, la cumbre no ha servido para resolver el cierre de los pasos fronterizos entre ambos países que Paris clausuró. Se trata de ocho pasos fronterizos que permanecen cerrados por voluntad francesa, además de otro más que solo funciona parcialmente. Fuentes gubernamentales confirmaban que no habrá reapertura a corto plazo y que la cuestión queda en estudio. En el Gobierno sitúan esta cuestión en la preocupación de Francia con la inmigración irregular y el terrorismo yihadista.
En la rueda de prensa que ambos mandatarios ofrecieron al término de la cumbre Pedro Sánchez ha confirmado esta idea y ha añadido que se creará «un grupo de trabajo para ver cómo desarrollamos esa idea de equipos de cuerpos de seguridad conjuntos de España y Francia» para el control de esa frontera. Macron defendió en su respuesta que el cierre se enmarca dentro de las posibilidades que permite Schengen. El presidente francés señaló que es algo «excepcional» por razones de seguridad. El precedente es el atentado de Niza de 2016 perpetrado por un un inmigrante ilegal que había llegado desde Italia. Macron señaló que la «voluntad de poder cambiar las cosas y a la larga reabrirlos, mejorando la cooperación y la eficacia de nuestra lucha común contra las organizaciones de inmigración clandestina».
Desde la delegación francesa trasladaron que el planteamiento de Macron era precisamente ese, la creación de patrullas mixtas de control fronterizo. El Tratado suscrito ayer expresa el compromiso de mantener relaciones de buena vecindad y a cooperar estrechamente para hacer frente a los retos específicos de la zona fronteriza pirenaica y de las zonas de vida en común, con el fin de facilitar la vida cotidiana de sus habitantes». Otro punto del acuerdo se limita a apuntar a algo obvio, la voluntad de «preservar el acervo de Schengen y la libertad de circulación y a garantizar su continuidad». Y finalmente en el artículo 15 aparece la decisión que se ajusta al punto máximo al que estaba dispuesto a llegar Macron.
Ambos países «promoverán el despliegue de herramientas de cooperación en el ámbito de la seguridad en ambos países, como los Centros de Cooperación Policial y Aduanera (CCPA) y todas las formas de operaciones conjuntas. En el futuro, reforzarán su intensa cooperación operativa para garantizar la seguridad de grandes eventos y llevar a cabo operaciones conjuntas de seguridad pública, a través, llegado el caso, de unidades operacionales binacionales». Este punto, además, según trasladaban fuentes de la delegación española no será inmediato y debe superar antes complejidades operacionales en su puesta a punto.
Este asunto fue abordado entre el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y su homólogo francés Gérald Darmanin. La posición francesa apunta a una apertura gradual de estos pasos y no a una liberalización total con libre circulación. Se acordaba también que en lo que tiene que ver con cuestiones migratorias se creará un grupo de trabajo sobre cuestiones migratorias «que reunirá a los servicios responsables de la gestión de fronteras, migración, asilo, integración y lucha contra las redes de inmigración ilegal en sus respectivas administraciones». Una cooperación que se materializaría a través de esas operaciones binacionales la realización de operaciones comunes o conjuntas para la lucha contra las redes de tráfico de personas».
Respuesta a Estados Unidos
Ambos líderes se mostraron preocupados por la respuesta que debe dar la Unión Europea al plan de Estados Unidos que ha aprobado 400.000 millones de dólares para infraestructuras de energía verde. Las ventajas y la agilidad del plan amenazan con alejar de Europa estas inversiones. «Europa está en un momento crítico por estas decisiones de EE UU que amenazan su industria, pero igual que hizo en la pandemia la UE sabrá compartir el diagnostico y reaccionar en positivo (...)Celebramos que EE UU se comprometa con la transición verde, pero hay que evitar que eso suponga la desindustrialización de Europa», dijo Sánchez. En la misma línea se posicionó Macron: «EE UU ha decidido acelerar la descarbonización de su economía. Esto nos afecta. Se lo dije a Biden. Debemos negociar con EE UU regímenes de exención como tiene Canadá y México. Preservar nuestros proyectos de baterías eléctricas. Debemos dar una respuesta europea con tecnologías verdes y limpias. Ese es el mandato que le hemos dado a la comisión. Queremos mecanismos rápidos como los de EEUU, no fragmentar la UE».
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