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Alerta biológica por un camión con larvas y olor a muerto en Carabanchel: escondía toneladas de comida podrida

Policía, Bomberos, Samur y Selur se desplazaron al lugar al creer que eran cadáveres ocultos

Un festín de 300 kilos de comida podrida en el almacén ilegal del nuevo restaurante chino de Usera

El camión, con la carga putrefacta, en Carabanchel ABC
Carlos Hidalgo

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Un reguero de gusanos y un olor a muerto extraordinario hicieron saltar las alarmas en un polígono industrial de Carabanchel, hasta el punto de que hubo que desplazar a numerosos efectivos policiales, del Samur, Selur y hasta un equipo especial de Bomberos. Finalmente, descubrieron que el camión que estaban inspeccionando llevaba varios días aparcado con decenas de toneladas de comida enlatada y echada a perder proveniente de Cataluña.

El asunto fue destapado el 25 de mayo, a las nueve menos cuarto de la noche. La emisora de la Policía Municipal del distrito recibió el aviso de una patrulla que circulaba por la calle del Aguacate con la Vía Lusitana, en la zona del ensanche del barrio. Los agentes notaron un hedor extraordinario a putrefacción proveniente de un tráiler allí estacionado. Se acercaron y vieron, literalmente, que los bajos estaban llenos de larvas vivas y que provenían de la caja del vehículo; chorreaba con líquido sospechoso y los gusanos seguían cayendo al asfalto. Algo corrompido había dentro.

Fracturaron la ventanilla del copiloto de la cabina del camión y, por si había un cadáver dentro, hubo que comisionar a efectivos del Parque 3 de Bomberos del Ayuntamiento. Retiraron la lona que cubría la zona de carga y abrieron el portón. Hallaron miles de latas de aluminio compactadas que derramaban restos de comida y bebida en un estado de conservación lamentable.

Los efectivos de bomberos denunciaron un riesgo biológico grave, por lo que procedieron a requerir la presencia de un equipo especial de descontaminación. Con la autorización de la Policía Nacional, se procedió a vaciar el contenido del camión.

Mientras, los agentes lograron contactar con el propietario de dos furgonetas que estaban aparcadas justo detrás del vehículo articulado. El hombre acudió a retirarlas, porque había peligro de que las larvas se apoderaran también de ellas, explican a ABC fuentes del caso.

Conforme sacaban porquería de allí, se dieron cuenta de que precisaban los servicios de técnicos de Madrid Salud, que, entre otras cosas, son expertos en vectores y control de plagas. También llamaron al Samur-Protección Civil y al Servicio de Limpieza Urgente municipal (Selur), para que adecentara la zona una vez que hubieran acabado los trabajos.

Lograron los investigadores también dar con el conductor del camión, un rumano de 32 años. Declaró que lo había dejado allí tres días antes y que la carga la conformaban latas prensadas vacías, provenientes de Barcelona. La orden era que las descargara en Madrid, por lo que presentó la documentación pertinente. Lo que no ha quedado explicado es por qué llevaba todo el material descomponiéndose durante 72 horas.

La masa máxima que pueden portar los camiones es de 40.000 kilos. Se calcula que, en este caso, la carga debía estar cerca de ese límite. Madrid Salud elabora un informe del caso.

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