EDUCACIÓN
De León a China
Un estudiante del Instituto Confucio representará a España en la final del concurso 'Puente a China'

El Instituto Confucio de la Universidad de León (ULE) busca hacerse con la final del concurso internacional un «Puente a China» para estudiantes de Secundaria, que se celebrará en el mes de agosto en el país asiático (con la fecha exacta y el lugar aún por determinar) y en el que su estudiante Alonso Castro Freibott será quien represente a España. Castro asumirá este papel tras haber vencido en la fase nacional del certamen, que se celebró el pasado mes de junio y en la que fue elegido por encima del resto de los participantes por sus destrezas lingüísticas y culturales.
Para el director del centro leonés, Óscar Fernández, el hecho de que este joven -que acaba de terminar la Enseñanza Secundaria- haya resultado ganador a nivel nacional supone ya todo un orgullo para el Instituto y refleja, de algún modo, que «lo que estamos haciendo, la forma que tenemos de enseñar y nuestro método de enseñanza funcionan».
Es, según indica, el único Instituto Confucio de España que elabora sus propios materiales docentes. «Nosotros hacemos los libros con los que enseñamos a los estudiantes, que están publicados por una editorial de reconocido prestigio y que, además, forman parte de un proyecto de innovación docente apoyado tanto por China como por parte de España, de la Universidad de León, así que esto supone que lo que estamos haciendo va por el buen camino», dice.
El concurso «Puente a China» se organiza anualmente por parte de la Embajada de China en España con el objetivo de que los estudiantes españoles de este idioma puedan mostrar sus conocimientos y destrezas sobre la lengua y cultura china y puedan llegar a participar en la final mundial. Como colaboradores, además, figuran los Institutos Confucio de la Universidad de León, de Barcelona, de la Universidad de Castilla-La Mancha, de la Universidad de Granada, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, de la Universidad de Valencia y de la Universidad de Zaragoza, así como las Aulas Confucio de Andalucía.
En la fase nacional se diferenciaron tres bloques: en el primero de ellos, los concursantes tuvieron que dar un discurso sobre un tema propuesto, en esta ocasión bajo el lema de «Aprender chino multiplica tu suerte», en el segundo se sometieron a una ronda de preguntas sobre lengua y cultura, que Castro superó sin fallos, y en el tercero pasaron una prueba de talento artístico y cultural en la que el estudiante del Confucio de la ULE mostró su habilidad para la caligrafía tradicional y el canto en chino.
En esta última parte, tal y como señala el director del Instituto, la habilidad es propia del estudiante, es algo personal, pero que también hay que entrenar y trabajar, porque tiene que ser en chino.
Grata sorpresa
Alonso Castro fue elegido como el mejor a nivel nacional entre los estudiantes de Secundaria en las diferentes pruebas y para Óscar Fernández fue una «grata sorpresa» que los anima a seguir y a pensar en alzarse con la final mundial. «Estamos expectantes. A ver qué pasa, porque, aunque la competencia es muy grande porque hay países que tienen una mayor tradición en la enseñanza de chino, como Italia o Portugal, también queremos ser optimistas. El Instituto Confucio de León tampoco es que sea de los más grandes de España. Está Madrid, Barcelona, que son mucho más potentes, más grandes y tienen más recursos, así que el hecho de que nosotros, un instituto de una universidad media como es la de León, tengamos a un alumno que ha superado al resto, que irá a la final internacional, nos lleva a pensar que, ya que hemos llegado hasta aquí, ¿por qué no vamos a llegar un poco más allá?», explica.
Ocurra lo que ocurra, para Fernández ya son ganadores, tanto el alumno, que empezó a aprender chino en Educación Primaria, como el propio Instituto. Alonso Castro, afirma, pertenece a un grupo de estudiantes que empiezan en el Confucio «por sensibilidad de los padres», porque ellos «ven un aliciente» en que su hijo estudie chino como actividad extraescolar más allá de que aprenda inglés, informática o algún deporte. Y ahora, pasados los años, su esfuerzo está siendo reconocido a través de un concurso como este, que busca ampliar la difusión del chino mandarín, despertar el interés por el estudio del idioma de Confucio entre los jóvenes a nivel mundial y consolidar el conocimiento de la lengua y la cultura china.
Desempeño sobresaliente
El nivel de los concursantes en la fase nacional, incide el profesor Óscar Fernández, ya fue muy alto, además de tener que hacer frente a una gran competencia, pero el desempeño de Alonso Castro fue «sobresaliente en las tres pruebas». Por eso, está seguro de que asume ahora la preparación para la fase mundial -en la que el funcionamiento será similar, con pruebas de conocimiento y expresión lingüística y la posibilidad de demostrar habilidades culturales o artísticas- tranquilo, aunque como un gran reto.
Por su parte, remarca de nuevo el director del Instituto Confucio de León que «los conocimientos que adquieren nuestros alumnos son con los recursos que nosotros hacemos (con libros de texto en español cuando la mayor parte de los libros de escuelas de idiomas e institutos Confucio son en inglés o traducciones) y que queda totalmente demostrado que a través de estos recursos propios se puede aprender chino y hacerlo, además, de una forma cercana, cotidiana».
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