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terrorismo

Las interrogantes que abre el etarra «Txikierdi» en libertad

Mantuvo hasta 2011 «mano de hierro» en la cárcel para imponer la disciplina entre los presos. ¿Intentará ahora influir en la política de Sortu?

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j. p.

Tras abandonar la cárcel, después de 29 años privado de libertad, Juan Lorenzo Lasa Mitxelena, «Txikierdi», ha paseado con orgullo por las calles de Rentería su criminal trayectoria . De sus 58 años de edad, lleva 40 años como miembro de ETA, y seguirá. No se arrepintió cuando en 1977 el Gobierno de Adolfo Suarez vació, con la amnistía general, las cárceles de presos terroristas. Tampoco lo hizo durante treinta años de reclusión, en su mayor parte en cárceles de Andalucía.

Antes al contrario, durante veinte años ha sido el jefe de ETA en el frente carcelario , el que ha manejado con «mano de hierro» a los presos de la banda para que no desertaran y mantuvieran férrea la disciplina. Solo unos pocos se le escaparon. Cuando una delegación del Parlamento vasco acudió a la cárcel para suplicarle que intercediera ante la dirección de la banda en Francia para que liberaran al funcionario de prisiones José Antonio Ortega Lara, despachó a sus integrantes con un «no». Evitó deserciones en masa de los reclusos etarras, pero no pudo evitar que en el debate interno mantenido en las cárceles entre 2009 y 2010, se impusiera la ponencia «Zutik, Euskal Herria», que abogaba por la vía exclusivamente política, y saliera derrotada la «Mugarri», que el defendía y que se decantaba por mantener la estrategia «político-militar», esto es, alternar atentados brutales con treguas-trampa para forzar al Gobierno a una negociación. Resentido porque su tiranía entre los tiranos flaqueaba, presentó a finales de 2010 su renuncia a seguir siendo interlocutor de la banda en el «frente de makos». Ello forzó a la dirección a designar una nueva interlocución, esa vez ya colegiada.

Adoctrinado

Sale en libertad, pues, resentido, pero, sobre todo, con Sortu, con Arnaldo Otegi y con la propoa dirección de ETA. No está de acuerdo con su decisión de «cese definitivo de la actividad armada» . Ha estado estos 28 años aislado de la realidad. Ábandonó un País Vasco sacudido a diario por atentados terroristas, sometido al miedo y ahora se encuentra un escenario completamente diferente. ¿Lo asimilará? ¿Se tomará la revancha y plantará batalla a los actuales dirigentes de Sortu? «Txikierdi», fiel exponente de los «años de plomo», es un etarra absolutamente adoctrinado, a diferencia de los de última y penúltima generación. ¿Intentará influir en los debates internos que periódicamente se suscitan en la «izquierda abertzxale»? ¿Tratará de liderar ese grupo, de momento minoritario, que se cuestiona la primacía de la actividad institucional y pide una estrategia de más presión, también en la calle, para que el Gobierno abandone su negativa a negociar?...

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