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Así construyó Torres Baena la mayor trama de pederastia jamás descubierta en España

La sentencia habla de una «cuasi secta sexual» que satisfacía los deseos del profesor de kárate, un «depredador sexual»

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«Se ha dicho en este proceso que Torres había creado una cuasi secta sexual. Y es cierto». La sentencia que condenó ayer a Fernando Torres Baena a 302 años de cárcel en el mayor caso de pederastia en la historia de España detalló en sus 199 folios los mecanismos de la «pirámide de abusos» construida por el profesor de kárate.

Torres Baena, deportista de prestigio internacional en su especialidad, admirado e idolatrado por sus alumnos, era un «depredador sexual». Así lo firman los magistrados Salvador Alba y Carlos Vielba. Torres Baena trataba de imbuir a sus alumnos desde la más temprana edad su particular filosofía para satisfacer sus deseos y organizar con ellos todo tipo de orgías. Estos son algunos de los extractos de la sentencia:

«Se ha dicho en este proceso que Torres había creado una cuasi secta sexual. Y es cierto. Ya lo hemos visto y lo hemos reflejado en esta sentencia. Horas y horas de entrenamiento con la única finalidad de que hubiera el mínimo contacto posible con el mundo exterior».

«Las víctimas eran sometidas desde temprana edad a largas charlas de contenido sexual, impartidas por el acusado Torres Baena, y en ocasiones por María José e Ivonne González. En estas charlas, los acusados hablaban a niños de las grandezas de mantener relaciones sexuales de todo tipo, de cómo eso les haría mejores personas, mejores luchadores, karatekas de éxito, y no dudaban en ponerse a sí mismos como ejemplo claro».

«El carácter cuasi sectario del entorno, el evidente abuso de la confianza depositada por sus alumnos, el ataque atroz e indiscriminado a esa confianza, a la libertad e indemnidad sexuales de la víctimas, lleva a este tribunal a penar con dureza tales hechos, que merecen la más absoluta repulsa penal».

«Este tribunal no puede dejar de exhortar al legislador para que considere la agravación de las penas previstas para supuestos como el que hoy juzgamos. Es cierto que el bien jurídico protegido es eminentemente personal, la libertad e indemnidad sexual de las personas. No obstante, no podemos ser ciegos o sordos a lo que en este proceso se ha probado».

«Era fácil para los acusados acceder a mentes inmaduras, prometer algo deseable para estos chicos y chicas, la gloria, la fama, el éxito en el kárate, pero el éxito al fin y al cabo. Para ello idearon el vehículo del sexo».

«No olvidemos tampoco la 'auctoritas' de la que estaba revestido el 'sensei', el gran Fernando Torres Baena, autoridad que generaba miedo y respeto absoluto en los alumnos que, cuando se negaban a mantener relaciones sexuales eran abroncados durante horas y horas, o eran obligados a entrenar en condiciones extremas».

«'El gimnasio era un puterío'. Así de simple, expresivo y tajante. No lo digo yo, sino uno de los alumnos que no aparece ni mencionado en los escritos de acusación y que no se consideró víctima. La frase la traemos a colación porque es lo suficientemente gráfica para describir el ambiente con que se encontraban algunos de los menores, no todos, que acudían al gimnasio para aprender kárate», añade Emilio Moya en su voto discrepante.

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