Aire, mucho aire, para el Sevilla
Soplan nuevos vientos por Nervión. Ya lo dijo Octavio Paz: «El viento es aire siempre de viaje». A ver dónde le lleva
Johan Cruyff, revolucionario como jugador y visionario como técnico, resumía su ideario futbolístico con una obviedad: »Si yo tengo el balón, no lo tiene el otro». O dicho de otra manera, con su control yo siempre tengo la oportunidad de hacer gol, pero el rival ... sin él se come un rosco, en este caso icono del cero en el marcador. José Luis Mendilibar, nuevo en esta plaza sevillana, invierte el adagio, en ambos casos sin el carácter culto que le otorga el diccionario, para venir a decir: «el balón cuanto más lejos de mí portería, mejor, que si está cerca de su área podré marcar y a mí no me hará daño». Menos sintético que el del holandés, pero igual de diáfano. Así que aire, mucho aire.
Lo hubo mucho en Cádiz, en el debut victorioso del de Zaldivar. Atmosférico y también como hogar de la pelota. Sostiene el vasco que el patadón al esférico no lo convierte en cuadrado para las aspiraciones propias. Un balón a seguir, término rugbístico por excelencia, si está bien orientado no supone un recurso defensivo fácil, sino también la posibilidad de llegar cuanto antes al área rival y con la defensa contraria desorganizada. Bien orientados hubo pocos en la Tacita, admitámoslo, pero el golpeo larguísimo de Badé, que tuvo extensión en la sutilidad de Bryan Gil para habilitar ante el gol a En Nesyri, sirve de ejemplo lapidario al vasco para convencer a su tropa de la bondad de su fundamento. Si le funcionó tantos años en Éibar, cómo no lo va a hacer con un plantel con más calidad, suele esgrimir estos días.
Queda por comprobar que el grupo aglutine voluntades, perfeccione el sistema y que este valga para todos los partidos, en especial los de casa. Por lo pronto, el balón no se rifa atrás, el equipo está mejor dotado para defender en todas las zonas del campo y llega, si no con claridad, si más veces, al huerto rival. De la cantidad va a depender la calidad (el gol). En el horizonte, además, se siluetea la bienvenida a los lesionados, los de fábrica y aquellos en nómina. Soplan nuevos vientos por Nervión. Ya lo dijo Octavio Paz: «El viento es aire siempre de viaje». A ver dónde le lleva.
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