Sevilla - Granada: La fe de un ganador (4-2)

En un partido frenético y con polémica que se puso 2-2 en el minuto 88, el Sevilla FC nunca bajó los brazos y acabó volteando el marcador en el descuento con un empuje tremendo

Lo dio todo el Sevilla FC para levantarse una y otra vez en un partido frenético en el que acabó imponiéndose por empuje, fe y calidad en los últimos minutos. Al choque no le faltó ni suspense ni polémica, pero lo verdaderamente reseñable es que ... el conjunto de Lopetegui lo quiso ganar siempre y no se detuvo en su objetivo hasta embolsar los tres puntos en un epílogo de locura. El Granada consiguió empatar el choque 2-2 en el minuto 88, pero en el tiempo añadido Rafa Mir y Papu Gómez certificaron el triunfo por 4-2. Diego Carlos y Ocampos habían acertado antes para los hispalenses. El resultado hace dormir al Sevilla FC en la segunda plaza provisional de LaLiga y sobre todo asienta con fuerza a los de Nervión en su reto de Champions. Qué carácter, qué fe de ganador.

Tocaba ganar o ganar, así que Lopetegui apostó de salida por un once ofensivo, acumulando gente arriba y prescindiendo de Gudelj en el eje. Hubo runrún de banquillazo para Martial en la previa, pero el técnico mantuvo al francés en la alineación titular. El futbolista cedido por el Manchester United retrasó unos metros su posición para integrar esta vez una segunda línea de ataque junto a Ocampos y Tecatito, actuando En-Nesyri como el hombre más adelantado de los sevillistas.

Se le vio participativo al galo en los primeros minutos. Como a Ocampos, con ganas de agradar ambos y tirar del carro. Sin embargo, a poco que el Granada se acomodó al escenario, comenzaron los problemas para el cuadro hispalense. El estratega rival, Torrecilla, plantó un dibujo muy sólido sobre el tapete del Sánchez-Pizjuán, con dos líneas muy juntas y la pareja de vértigo Machís-Luis Suárez desplegándose en velocidad y buscando las cosquillas a la contra. Pronto se dio cuenta el Sevilla de que iba a tener que picar en piedra para encontrar espacios y progresar, sin descuidar la retaguardia.

En medio de esa compleja faena, se pidió penalti en Nervión en una acción muy polémica. Torrente, justo antes de marcharse lesionado, y visiblemente limitado por su rodilla tocada, se desentendió totalmente del balón y agarró a En-Nesyri hasta derribarlo dentro del área. El árbitro Ortiz Arias entendió que el lance no fue merecedor de castigo. El VAR ni entró. Y el público, como es obvio, protestó airado y con argumentos. La jugada cobraría poco después más relevancia si cabe, ya que el Granada consiguió adelantarse en el marcador a los 22 minutos de partido.

El excapitán nervionense Escudero puso el balón en juego desde la banda, Luis Suárez aguantó bien la salida de Diego Carlos y Darwis Machís se encontró con una autopista tremenda para penetrar por el medio y batir a Bono con un excepcional disparo ajustado al palo. Golazo del venezolano que dejaba atónito al respetable de Nervión. Nervios e incredulidad. Machís fue un quebradero de cabeza para los de Lopetegui durante toda la primera mitad. Estuvo cerca de lograr el 0-2, pero Koundé lo evitó cerrando con mucha personalidad e intuición.

Con el marcador en contra, el Sevilla apretó en busca de equilibrar la balanza. Martial había avisado antes con una imponente internada en el área granadinista en la que dejó atrás hasta tres rivales. El meta visitante Maximiano logró despejar en última instancia. Fue el preludio del empate, que nació de un centro maravilloso de Jesús Navas después de que el palaciego se quitara de encima a su amigo Escudero. Diego Carlos le ganó la posición en el área a Petrovic y convirtió con un testarazo inapelable el 1-1, alojando la bola al palo largo. Fantástico el gol del brasileño y el arreón del Sevilla FC para igualar.

Hasta el intermedio del duelo, el conjunto de Lopetegui fue mejor, tuvo más determinación que su adversario. Los laterales Augustinsson y Navas disfrutaron de sendas ocasiones para cobrar ventaja, pero las tablas no se alteraron y al descanso se llegó con ese 1-1. Daba la impresión de que el Sevilla FC había encontrado la fórmula para hacerle daño al Granada en ese impetuoso tramo final de la primera parte. Necesitaba, eso sí, un puntito más en la definición.

La solución de Lopetegui fue la de dejar en la caseta a un desafortunado En-Nesyri y arrancar el segundo acto con la bala de Lamela en el campo. El equipo ganó en control y llevó la iniciativa, pero siguió acusando problemas en los últimos metros. Para colmo, el incordio Machís casi hace saltar por los aires todos los planes del Sevilla. El atacante nazarí se sacó otro disparo envenenado que obligó a Bono a realizar una de las paradas de la noche. No hay partido del Sevilla FC sin la intervención salvadora del marroquí.

Es un portero que da puntos, además de Zamora. De hecho, del posible 1-2 se pasó al 2-1. No sin intriga. Ocampos marcó, pero de primeras Ortiz Arias invalidó el gol al interpretar que en la jugada Tecatito había recibido el balón en posición adelantada. Hubo suspense. Mucho. Y el VAR entró en acción. Cuando nadie confiaba ya en que la tecnología rectificara la decisión del árbitro, ocurrió. ¡Sorpresa! El tanto fue legal. El mexicano había arrancado en línea con el defensa antes de prolongar el esférico hacia Ocampos para que el argentino superara al portero del Granada. Ortiz Arias señaló el centro del campo y, ahora sí, concedió el gol. Y el Sánchez-Pizjuán lo celebró en grande. Rugió el sevillismo con los suyos… el Sevilla remontaba.

A partir de ahí llegó el goteo de cambios de Lopetegui, con Papu, Rafa Mir, Gudelj… Pocos minutos llevaba el delantero murciano en el campo cuando consiguió batir a Maximiano para el 3-1. Era la sentencia. Pero lo que el VAR te concede luego te lo quita. Esta vez, el colegiado, en una extraña decisión, optó por anular el tanto de Mir por una falta del propio ariete sobre Germán que se había producido en la génesis de la jugada, ¡en la Prehistoria!, mucho antes del remate del sevillista, quien para más inri se llevó una cartulina amarilla como colofón al sainete. Criterio inconcebible en el uso del vídeo por parte de los trencillas. Pero Rafa se iba a redimir… y bien.

Antes, tocaba sufrimiento. El Granada se vino arriba con un remate de Uzuni al palo y con otro de Arezo ante el que Bono respondió de nuevo haciendo los milagros de cada jornada. En el saque de esquina, ya no pudo aguantar más el portero y llegó el jarro de agua fría con el gol de Víctor Díaz que puso el 2-2 en el luminoso. Corría el minuto 88. No quedaba nada, pero ya saben: el Sevilla nunca se rinde. Ni Rafa Mir, el hombre con más gol de este plantel. Las calla marcando. Él quería adjudicarse el tanto ganador y lo consiguió en el descuento, mandando al fondo de las mallas un buen servicio de cabeza de Rakitic. 3-2. Y en ese tiempo añadido larguísimo, de 9 minutos, caería también la guinda, el 4-2, para redondear una noche mágica. Lo hilvanaron dos futbolistas que volvían de lesión. Óliver asistió y Papu marcó. El argentino reaparecía más de un mes después de su lesión en el derbi liguero. Euforia en el Sánchez-Pizjuán. Qué manera de reaccionar y ganar para hacerse fuerte en puestos de Champions... a saborear la Semana Santa.

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