Sevilla - Atlético: Un gran ejercicio de supervivencia (2-1)

El Sevilla logró ante un rival directo un meritorio triunfo en la recta final con tres lesionados y las fuerzas justas

Ocampos celebra su gol al Atlético EP

Con un gol en el minuto 88, con un equipo físicamente fundido y con el rival apretando, titular esta crónica apelando al «nunca se rinde» tan grabado a fuego en el Sevilla sería tirar por lo fácil. Sin embargo, lo que más puede reflejar el ... mérito del triunfo cosechado por los de Julen Lopetegui ante el Atlético es denominarlo con un gran ejercicio de supervivencia. Uno más en este equipo al que todo parece salirle torcido pero que siempre acaba encontrando el camino. Tras rozar la eliminación contra un Segunda RFEF en la Copa del Rey el pasado miércoles, el conjunto sevillista afrontaba el duelo de hoy sabedor de que su partido estaba al principio, y no tanto al final. Y el guión se cumplió por completo, o casi, porque precisamente el tanto de la victoria llegó en el minuto 88 tras, insistimos en el término, sobrevivir a un partido ante un rival exigente con tres lesionados en el equipo y con algunos jugadores ciertamente agotados. Sobrevivió ante el Athletic logrando un triunfo de oro, también ante el Andratx en una eliminatoria que se complicó mucho más de lo deseado y anoche ante el Atlético, al que ya deja a ocho puntos en la tabla. Un máster en supervivencia que eleva aún más el mérito de un técnico que está sacando petróleo en un momento crítico del que, seguro, va a sacar el refuerzo vital de que va a luchar por cosas importantes hasta el final de la temporada. Porque noches como las de ayer son las que consolidan objetivos y forjan éxitos futuros.

La sorpresa inicial en el once de Lopetegui estuvo en la titularidad de Iván Romero, dejando a Rafa Mir en el banquillo, evidenciando que había demasiada carga en sus piernas. También volvía Ocampos al once, y vaya si lo notó el equipo sevillista. No porque hiciera el mejor partido de su vida, pero sí porque su energía desbocada la necesitaba más que nunca su equipo. Correa fue el primero en asustar con un lanzamiento muy lejano tras cortar un mal pase de Koundé, pero se marchó por encima del larguero de Bono. Sin embargo, el primero en golpear fue el Sevilla, que se encontró con un golazo de Rakitic. El croata recibía de Rekik para perfilarse y sacar un tremendo lanzamiento a la escuadra de Oblak. El mejor escenario de arranque. El Sevilla le metió mucho ritmo a los primeros minutos del partido porque sabía que sus pilas no serían las mismas en la recta final que las de los de Simeone. Ocampos mandó alto un pase de Montiel antes de que el lateral se tuviese que marchar lesionado y ser reemplazado por Gudelj, que ocupó el eje de la zaga, desplazando al lateral a Koundé. Primer obstáculo.

El Atlético fue creciendo en el partido y Lemar puso a prueba los reflejos de Bono con un remate desde la frontal que se marchó a córner. En el saque de esquina Gudelj perdía la marca de Felipe y el central brasileño hacía el gol del empate en el 33 de encuentro. Con mucha disputa y poco fútbol elaborativo se llegó al final de la primera mitad.

Tras el paso por vestuarios, el peso del partido parecía que corría cargo del Atlético, pero el trabajo defensivo sevillista era encomiable y las llegadas al área rival eran locales. Rakitic probó con un remate con la izquierda que dio en el lateral de la red. Lopetegui metía algo de refresco con la entrada de Acuña y Rafa Mir por el cansado Jordán e Iván Romero, que hizo un buen partido. Ocampos una vez se marchó en ventaja, pero su centro al área no encontró a Rafa Mir. Entró el duelo en unos minutos en los que el guión estuvo más enfocado en no dejar jugar al rival que en crear algo. La entrada de Joao Félix le permitía a los de Simeone ir ganando yardas (como se diría en el fútbol americano) hacia la portería de Bono. Carrasco probó con un remate cruzado que se le fue desviado, mientras que Joao Félix probaba fortuna encontrándose con la pierna de Diego Carlos. Lopetegui, con un equipo muy cansado, metía a Munir y Augustinsson, por Papu y Acuña, que duró media hora en su regreso, quizás algo precipitado.

El duelo se había convertido en un ejercicio de supervivencia para un Sevilla que parecía pedir la hora y una bombona de oxígeno de paso. Pero, si alguien se mueve bien en arenas movedizas, ese es el Sevilla. En una acción a balón parado, un saque de esquina, Rakitic ponía el balón al área para encontrar la cabeza de Delaney cuyo remate se estrellaba en el larguero, el rechace lo peleaba Koundé pero lo cazaba de volea Ocampos para elevar el 2-1 al marcador y desatar la euforia en el Ramón Sánchez-Pizjuán. Todos eran conscientes de lo importante del triunfo. Solo restaba perder tiempo y que no se jugase más. El pitido final liberó a un público que tendrá que empujar de nuevo a los suyos el próximo martes ante el Barcelona en, quizás, otro gran ejercicio de supervivencia.

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