Sevilla - Atlético: Fiesta para tumbar al campeón (2-1)
Ocampos fulmina al Atlético con una diana en los instantes finales que desató la locura en Nervión; Rakitic había hecho el primero, un golazo, y Felipe puso las tablas momentáneas en la primera parte
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Iniciar sesiónEspectacular triunfo del Sevilla FC en el Sánchez-Pizjuán ante el Atlético de Madrid (2-1) en un partido que abrochó su final con la fiesta por todo lo alto de la afición nervionense. No hay mejor manera de ganar. El estadio fue una explosión ... de júbilo cuando el protestado De Burgos Bengoetxea dio la sesión por clausurada. Hubo que sudar de lo lindo... y hasta sobreponerse a tres nuevas lesiones. Épico es poco. El tanto definitivo de Lucas Ocampos llegó en el 88, desató la locura y dejó los tres puntos en casa. Antes, en la primera mitad, había adelantado Rakitic a los sevillistas con un golazo de bandera para que después el colchonero Felipe pusiera las tablas momentáneas. El campeón hincó las rodillas ante el Sevilla FC más intenso. Qué fuerza ante la adversidad. Se acaban los calificativos para la resiliencia de este equipo. Y quiere más. Mira la cúspide de cerca. El Atlético se aleja ya a ocho puntos. Queda rematar el año con el Barça...
Con el lastre endémico de las bajas (media docena de no disponibles hoy, entre ellos el cerebro Fernando Reges, sancionado), el parte de guerra no hizo sino engordar más. Cayó Montiel y hasta los dos que reaparecían, Ocampos y Acuña. Durísima factura. Con todo, Lopetegui dispuso sobre el tapete de Nervión un once competitivo, con sus matices y sobre todo una llamativa novedad. Le dio la camiseta de titular al delantero canterano Iván Romero, en detrimento de Rafa Mir. El punta del Sevilla Atlético recibía así el reconocimiento del técnico vasco tras sus buenos minutos en el infame choque copero ante el Andratx y la valentía que tuvo para lanzar y convertir el tercer penalti de la decisiva tanda. El chaval se vació en ganas. Lo intentó siempre. Le faltó más apoyo en la solitaria isla en la que lo dejaron.
Reseñable igualmente fue la titularidad de Rekik en el costado zurdo de la zaga, relegando a Augustinsson a un banquillo por el que también se dejaba ver Acuña. Las buenas noticias de la convocatoria, en cualquier caso, tornarían en nuevos dolores de cabeza. Otro de los pilares, Lucas Ocampos, volvía a la alineación inicial una vez superada su lesión... se encontró con otra inesperada y fue también el héroe, así como Ivan Rakitic, que no pudo jugar en Bilbao al tener que cumplir sanción.
El inicio del choque quedó marcado precisamente por una obra de arte del croata. Apenas habían transcurrido seis minutos de juego. El capitán sevillista recogió el esférico en la frontal y conectó un zapatazo que limpió de telarañas la escuadra derecha de Oblak. El golazo puso en pie al Sánchez-Pizjuán. Directo al museo de reliquias de LaLiga. Aún con gente tomando sus asientos, el Sevilla FC ya tumbaba al campeón.
El bello tanto no había sido fruto de la casualidad. Los locales firmaron una puesta en escena potente, ejerciendo una presión asfixiante sobre el cuadro colchonero, que apenas inquietó en el arranque por medio de un disparo muy lejano de Correa que casi sorprende a Bono. La primera media hora fue de dominio nervionense, a base de intensidad, de alta velocidad en la circulación del balón. Koundé, Jordán y Delaney elaboraban con acierto desde atrás y abrían costuras con sus pases. Rakitic, con la ayuda del Papu, se convertía en el enganche idóneo. La cita se atascaba para los de Simeone.
Sin embargo, la película empezaría a torcerse por diferentes circunstancias, casi todas ajenas al buen desempeño que exhibía el equipo de Lopetegui. Quizá una mayor contundencia arriba fue el único pero. El colegiado De Burgos Bengoetxea puso de su parte; dio vía libre a la agresividad visitante, permitiendo ese juego más allá del límite de Luis Suárez y compañía... sin castigo alguno para el Atlético. Para colmo, no faltó la lesión de cada noche... este sábado, lesiones en plural. Montiel, uno de los mejores, tuvo que abandonar el campo en el primer acto y dejar su sitio a Gudelj. Ello trastocó los planes. El serbio pasó al puesto de central y Koundé ocupó el lateral derecho. El Sevilla FC va a lesión por partido. Hoy fueron tres. Es una barbaridad. Insostenible.
Gudelj no tuvo su mejor salida. Pasada la media hora, llegó el jarro de agua fría. Algo inmerecido. El único acercamiento del Atlético terminó con un despeje de Bono a córner tras un lanzamiento de Lemar. El jugador serbio del Sevilla le dio demasiadas facilidades. En el saque de esquina, Felipe cabeceó al fondo de las mallas y colocó el 1-1 en el marcador. Gudelj falló en la marca del brasileño. De ahí al intermedio, el guion no varió mucho, con un Sevilla que siguió mandón. El caso es que el luminoso no se alteró más y ambos equipos se marcharon con tablas al túnel de vestuarios.
El Sevilla controlaba el duelo en lo estratégico. Simeone pidió a los suyos un paso adelante en el descanso y el Atlético se plantó con otro brío en la reanudación. Joao Félix parecía otorgar esa chispa y con el luso emergieron otros puntales como Carrasco y Trippier. Lopetegui no tardaría en mover el banquillo para contrarrestar la reacción atlética. El chaval Iván, muy desasistido, y Jordán fueron relevados por Rafa Mir y Acuña, quien al poco de salir se volvió a romper. Duró media hora. Con las permutas, las fuerzas volvieron a nivelarse. Rakitic había tenido justo antes el 2-1 pero su disparo se fue al lateral de la red.
La lucha fue de poder a poder en el intenso tramo final. El Sevilla quería el triunfo y a su rival se le notaban las extremas urgencias por el mismo objetivo. Ese aspecto fue relevante para el Atlético, que puso más ganas que cabeza y exigió por momentos a los sevillistas, especialmente a través del balón parado. En la tremenda pugna que dibujó el epílogo, se impuso la fe, la casta, la garra del Sevilla FC.
En el 88, remató Delaney de cabeza al larguero y el rechace lo recogió Lucas Ocampos para fusilar a Oblak y conseguir el gol de la victoria. Se cayó Nervión. Locura. Extásis. Qué manera de ganar. El campeón no pudo con él. El Sevilla es segundo pero lo quiere todo. Fiesta monumental en el Sánchez -Pizjuán. Para darle más emoción Joao Félix estrellaría un balón en el larguero antes del pitido final. Nada. La gloria se quedó en el Sánchez-Pizjuán. No sin antes lamentar la enésima baja. Ocampos, el gran protagonista, acabó aturdido, echándose la mano al rostro; incluso tuvo que ser retirado en camilla. Heroico lo de este grupo. Toca el Barça el martes, en el mismo escenario, para decir adiós a un bonito 2021, en las nubes de LaLiga.
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