Sevilla - Girona
Una semana para arreglar el desastre (1-2)
Nueva derrota en casa de un Sevilla plano que es colista en solitario con cero puntos después de tres partidos
El VAR anuló un gol de Rakitic por fuera de juego milimétrico y un penalti por mano que ya había señalado el árbitro
Sevilla-Girona: resumen, goles y ruedas de prensa
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Iniciar sesiónCero puntos. Colista en solitario después de tres partidos disputados, dos de ellos en casa. Valencia, Alavés y, este sábado, Girona han superado claramente a los de Nervión. El peor inicio de campeonato que han recogido los anales. Pero lo peor no son las ... cifras sino lo que se ve en el campo . El Sevilla no encuentra soluciones a su fútbol plano, previsible y con escasos recursos por más que José Luis Mendilibar insista en la intensidad y la presión. Hace falta más, sobre todo mejores jugadores para cerrar el mediocampo y para defender en el centro de la defensa. Ocho goles en contra en tres choques no son cualquier cosa. Es una obviedad que hay que acudir urgentemente al mercado en los días que quedan hasta que se cierre el plazo, porque de lo contrario el terror del año pasado puede convertirse en drama.
Contra el Girona, el equipo sevillista no logró recuperar sus señas de identidad, el sello de garra que Mendilibar había impreso, y la grada terminó estallando contra la cúpula del club una vez constató que se atisban de nuevo angustias en el horizonte. Se ha confeccionado una plantilla con carencias elementales y el asunto debe paliarse para evitar demostraciones de impotencia como las de esta jornada ante un enemigo que moviendo más la pelota y jugando con orden desmontó las teorías sobre la garra, el esfuerzo y el fútbol práctico del que tanto se ha presumido estos meses. Es necesario bastante más que el rústico balón colgado desde la banda.
Buscó el técnico vasco la reacción del equipo, sin éxito, haciendo debutar como titular a Sow en el eje del dibujo al lado de Rakitic para meter más rapidez en el pivote y permitir mayores alegrías a los creadores, aunque no terminó de salirle bien el plan de construir caminos por el centro. La idea de arranque, desde luego, era dar más velocidad y ritmo que el mostrado en los dos primeros y frustrantes partidos y desde los compases inaugurales quedó claro que la energía iba a aumentar con respecto a los precedentes. El equipo se mostró más enchufado, con una presión alta y buscando puerta por la vía rápida. Nada que objetar en cuanto a actitud . Pero también juega –de hecho, sobre todo juega-- la aptitud, y en ese plano los desajustes fueron importantes también desde el principio. Tanto que la iniciativa sólo le duró al cuadro local diez minutos. Primero porque Sow no es un jugador de corte defensivo , con lo que contener por delante de la zaga el hábil movimiento de balón de los catalanes resultaba misión casi imposible. Y después, porque los centrales no parecen atravesar su mejor momento, especialmente Badé.
Precisamente por esa falta de pericia de los hombres de atrás , otra vez, en el minuto 15 un córner mal defendido dejó la pelota a placer a Yangel Herrera para que pusiera por delante al conjunto de Míchel, que se puso a mandar sin contemplaciones por su dominio del centro del campo y con el viento a favor del marcador. La nerviosera sevillista era patente y Savinho pudo marcar el segundo en el 25 tras otra pérdida de Badé. El brasileño no culminó su jugadón de desborde porque Dmitrovic supo sacarla con el pie derecho. Con todo, pese a la coyuntura adversa, el Sevilla insistió en la fórmula básica de entradas rápidas por las bandas, con buen trabajo tanto de Ocampos como de Suso, y centros a la olla de manera recurrente para ver si En-Nesyri cazaba la suya. Paradójicamente, los de Mendilibar lograron en el alargue el empate a balón parado en una acción similar a la del tanto encajado, un córner que acaba con rechace que cae en los pies de Gudelj, quien fusiló con eficacia a un Gazzaniga que hasta entonces se había lucido. Enrabietado , hasta pudo adelantarse en el marcador en el 49 con otro envío al área que Suso enganchó de forma acrobática con el exterior del pie izquierdo mandando al larguero.
Savinho... y del VAR
Tan enérgico como al principio, el conjunto sevillista se volcó de nuevo sobre el área enemiga al reanudarse la contienda a base de las citadas incursiones por los costados y pases al área, un juego directo con el que se evitaba el claro espíritu de control de balón del oponente. No obstante, el equipo blanco se partía en la presión y en cuanto el Girona superaba la misma gozaba de muchísimos metros para pensar y crear con Tsygankov y, especialmente, con un Savinho estelar que le dio la noche a Navas. Dirigiendo ese juego elaborado y brillante, los visitantes lograron el segundo en el 55 después de un mal despeje de Rakitic que aprovecharon los de Míchel en dos pases para que Alex García empalara un fenomenal derechazo inviable para las manos de Dmitrovic. Estaba la noche para paradojas, ciertamente, y precisamente Rakitic cuatro minutos después anotaba un golazo casi desde el córner que el VAR anuló por un levísimo fuera de juego del croata al recibir el pase. Orsay milimétrico, de escuadra y cartabón .
Mantuvo el equipo de Míchel su plan de sacar la pelota jugada y moverla a los espacios, haciendo correr a los de casa, aunque la lógica imponía un sutil repliegue ante el creciente empuje de un Sevilla por detrás en el marcador y que aceleró aún más para evitar el desastre. Mendilibar movió sus fichas, metió a Lamela primero y a Rafa Mir después para tener a dos referentes en la punta del ataque a los que lanzarles todo balón viviente, con el murciano cayendo a veces a la banda a asistir. El desgaste sevillista estaba siendo enorme y sirvió para embotellar del todo a los de las camisetas de rayas. Con más ganas que ideas no era fácil y la grada acabó estallando contra la directiva viendo la impotencia de los suyos y a un Savinho que martirizaba con sus internadas, una de las cuales pudo suponer el tercero en el 85 tras un eslalon que acabó en el palo.
Al borde del descuento llegó una polémica aún mayor, para que nada faltara, y el VAR negó al Sevilla un penalti que Gil Manzano había señalado por haber tocado en un brazo un saque de falta de Rakitic. Desde la sala de monitores repitieron las imágenes para concluir que el esférico había dado en el deltoides del hombre de la barrera, casi en el hombro del defensor gironí, con lo que se daba marcha atrás. La discutida rectificación tecnológica terminó por desquiciar al equipo sevillista, que fue incapaz de volver a generar inquietud en el área rival pero mucho en el sevillismo, que empieza a preocuparse de verdad. Cero puntos. Y el domingo, visita al Metropolitano antes del parón. Malas vibraciones.
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