Salzburgo - Sevilla: Adiós Champions; hola, Europa League (1-0)
El Sevilla cierra con decepción su participación en la máxima competición continental tras perder en Salzburgo
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Iniciar sesiónNo fue el Salzburgo, y tampoco los destellos mínimos pero trascendentes que dejó su mejor jugador, Adeyemi; tampoco fue el frío de Austria, y ni siquiera la decisión del colegiado de expulsar a Jordán. El Sevilla se despidió anoche de la Champions League, pero antes, ... mucho antes ya había empezado a decirle adiós tibiamente a una competición a la que no le cogió jamás el pulso esta temporada. Tampoco ayer, claro. Cuánta decepción. Cuesta entenderlo, si es que en el fútbol se puede entender algo. Cada partido del Sevilla en la Liga de Campeones se convirtió en un accidente, en un problema y en una búsqueda de soluciones constantes. Sin arreglo ya, todo hay que decirlo. Jamás hubo tranquilidad y reposo para disfrutar algo. La Champions esta campaña para el Sevilla fue la visita al dentista. O algo peor. Atrás quedan los cuatro penaltis hechos al mismo Salzburgo en la primera jornada, el puntito obtenido en Wolfsburgo al final, el palo del Lille tras ganar en Nervión, o la última victoria del Sevilla frente a los alemanes, un triunfo que hizo soñar en que era posible. Pero nada, se acabó. No hubo forma. Con seis puntos obtenidos de 18 jugados resultaba una quimera. Ya no hay otra. Adiós Liga de Campeones; hola Liga Europa.
Anoche, el equipo fue más de lo mismo en Europa. En la primera parte, mejor posicionado que el rival, y mandando, se quedó sin ver portería al no encontrar la profundidad; en la segunda parte, y cuando apenas habían tenido tiempo los jugadores de entrar en calor, llegaría el primer gran mazazo de la noche.
Montiel, hasta el momento muy correcto en la marca y capacitado para subir la banda con ahínco, erró en un pase, y Adeyemi lo aprovechó para marcharse y ponerle el balón perfecto a Okafor para que hiciera el 1-0. Aunque Ocampos intentó ayudar, el joven jugador alemán se fue con velocidad y desdibujó a la defensa del equipo nervionense.
El triángulo Koundé-Diego Carlos-Fernando h abía estado perfecto hasta ese preciso momento, instante único en todo el partido en el que los locales supieron encontrar espacios para atacar a Bono. El Sevilla le había dado al encuentro la intensidad necesaria, y, a diferencia de en el partido entre ambos en el Sánchez-Pizjuán, los hombres de más calidad del cuadro austriaco estaban controladitos. El problema, sin embargo, fue uno no tan nuevo para el Sevilla esta campaña, el de la incapacidad para ponerse de cara a la meta rival.
Para colmo, el que más lo estaba intentando, el único al que se le veía con serias condiciones para superar las líneas de contención del Salzburgo, Ocampos, se quedaría con toda la banda tras la entrada de Rafa Mir y Augustinsson . Ahí, el argentino, con demasiados metros y pendiente también de ayudar a parar los ataques de los locales, desapareció. Antes del gol, Ocampos estaba siendo un puñal. También Munir fue a menos con el cambio de posición del argentino. El internacional marroquí, de hecho, llegó a disponer apenas unos minutos antes del tanto de Okafor de la ocasión más clara para marcar. En una buena jugada protagonizada por Montiel y Rakitic, Munir remataría de cabeza al larguero cuando el meta ya estaba volando para otro lado.
El Sevilla entró en barrena. También Jordán, que no vio otra manera para parar a Ayedemi que agarrarlo cuando ya se iba sólo. El mediocentro catalán, que había visto una amarilla antes, fue expulsado. Y el equipo desapareció. Con 10, los sevillistas apuraron todo lo posible para que el Salzburgo, muchísimo más cómodo, no llegara con facilidad al área. Lopetegui lo intentó haciendo hasta tres cambios, pero el partido se puso imposible. Aunque Rekik, Óscar Rodríguez y Óliver Torre s, más frescos, se vaciaron, el Red Bull Arena ya tenía a un equipo en los cuartos de la Liga de Campeones, el suyo, el Salzburgo. Adiós Liga de Campeones; hola, Liga Europa.
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