El Rincón de Cazón Palangana
Alavés - Sevilla: Como la cocacola de los ojanosos, zero zero (0-0)
El equipo ha sufrido ya más tirones que la Sevilla de los noventa
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Iniciar sesión¿Habéis visto la película Minority Report ? Es una peli de Spielberg en la que Tom Cruise, en un futuro no muy lejano, trabaja para una empresa que se dedica a arrestar a personas que no han cometido un delito, pero que están ... a punto de cometerlo. Dicha empresa consigue predecir el futuro inmediato a través de cuatro o cinco calvos que están bañándose en un jacuzzi de horchata y enchufaos a una máquina. Pues el sevillismo vive, partido tras partido, en un Minority Report , pero en vez de penal, sanitario. Sabemos que alguien se va a lesionar, pero no quién. La psicosis en la que se ve envuelta el equipo esta temporada es tal que cinco jugadores, lesionados todos ellos, han viajado a Madrid para recibir una segunda opinión médica sobre sus respectivas lesiones. Vamos, que los futbolistas ya no se fían de lo que les dice el doctor Híspalis y van a ver qué les dice el doctor Capital. Tócate el congrio, Mariloli.
Con este panorama, el Sevilla llegaba a Mendizorroza con un equipo titular apañao , pero con un banquillo cogido con pinzas. El club se debería plantear sortear entradas para la afición sevillona , pero no para sentarse en el estadio sino en el banquillo, junto a los jugadores, que hay sitio.
Comenzaba el partido con una ocasión para el equipo que no debería y en las botas del jugador que no debería. El Alavés lograba trenzar una buena jugada por banda que acababa con un remate claro de un Joselu que, si no llega a ser por la rápida intervención de Koundé, casi celebraba el tanto.
Mientras, En-Nesyri se dedicaba a buscar casa en Vitoria, más concretamente en el barrio de Fuera de Juego. Y es que no se había cumplido el minuto 5 cuando al marroquí ya le habían pitado dos situaciones antirreglamentarias. La segunda, la más grave, porque al Sevilla le anularon un gol tras un chut de Delaney que tocó en el delantero, que se encontraba mal posicionado.
El Alavés presionaba arriba y el Sevilla arriesgaba en la salida de balón, como siempre, pero de manera excesiva. Esta manera de jugar, en época pre-Guardiola sería criticada, pero hoy en día nos hemos acostumbrado a ese mamoneíto entre portero y defensas. Pues uno de esos ronditos de infarto en el área sevillona acabó con recuperación de balón del Alavés y posterior disparo de Rioja que obligó a Bono a hacer un paradón.
El equipo de Lopetegui se caracteriza por la fiabilidad defensiva. El Sevilla de esta temporada es más fiable que un Land Cruise en El Rocío. Hoy, en cambio, el Alavés llegaba constantemente a las inmediaciones de Bono y con peligro. Solo se asomaba el Sevilla al área del alcalde de Jerez, Pacheco, mediante un disparo lejano que se marchó cruzado. Y por poco encontró el gol con una ocasión de Ocampos, que hasta el momento estaba más desaparecido que Manu Chao.
El descanso lo celebré más que un gol en el descuento. La primera mitad fue como el puro gordo de una boda, infumable. Vamos, que el mapa de calor del Sevilla debía tener la zona del área de Bono coloraíta , por las ocasiones del Alavés y por la de pases que hemos dado en esa zona. Eso sí, hubo que decirle al médico del Sevilla que se relajara, porque andaba por el vestuario echando réflex, como si hubiera mosquitos, y en esta ocasión no había lesionados.
La segunda parte comenzaba loca, con otro paradón de Bono en un mano a mano y otra ocasión desperdiciada de Ocampos. El argentino estuvo bastante egoísta en varias jugadas. Yo soy compañero suyo y me tienen que agarrar pa no pegarle una voz y decirle: «Niño, comparte los juguetes con tus amigos».
El Alavés era como un buen samaritano porque perdonaba una y otra vez. Antonio Moya, que duele decir su apellido sin modificarlo, mandó fuera una ocasión cantada. Quedaba claro que la fiabilidad del sistema defensivo del Sevilla hoy no era la de un Land Cruise sino más bien la de un patinete por una duna.
A falta de 10 minutos para el final, Lopetegui movía el banquillo buscando una reacción. Se marchaba Ocampos, que hoy no había sido desde luego su día, y entraba Luismi, ese canterano con carita flamenca en el que hoy se depositaban las esperanzas sevillonas .
La lesión de hoy se hizo de rogar. Acuña quedó tendido en el césped en el minuto 82, teniendo que ser sustituido. Otra lesión muscular. El equipo ha sufrido ya más tirones que la Sevilla de los noventa. El tema ya no da ni pa bromitas.
En el 88, Koundé, el único sevillón con aliento a esas alturas de encuentro, se iba arriba sin complejos. En una jugada maradoniana en el área alavesista, fue driblando rivales, meneando su peluca, hasta darle un pase de la muerte a Munir que falló incomprensiblemente a dos metros de portería. Fíjense si la jugada fue inverosímil, que Pacheco detuvo la pelota, en última instancia, con la cabeza.
La espesura del equipo se vio reflejada en un saque de banda de Augustinsson que se perdió por la línea de fondo sin encontrar compañero ni rival. Así ha sido el partido del Sevilla en Vitoria. Los jugadores sin atisbo de una mijita de la motivación que les sobró en el derbi. Un equipo sin el fuelle necesario para enfrentarse a un peleón Alavés. Un Sevilla frío, impreciso. Dos puntos que se pierden, lenta e inevitablemente, por la línea de fondo de Mendizorroza, como el saque de banda del sueco.
El tuitaso
#ElTuitaso https://t.co/v3MivDh45S
— Raúl Domínguez Jimén (@raul_41010) March 4, 2022
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