PSV - Sevilla FC

Un apuro innecesario (2-0)

El Sevilla FC pasa de ronda ante el PSV haciendo buena la ventaja de la ida con un susto imprevisto en el tramo final cuando tenía el duelo controlado

Rakitic da un pase ante Xavi Simons durante el PSV Eindhvoen - Sevilla FC Reuters

En un partido que tenía totalmente controlado por la ventaja de 3-0 del duelo de ida, el Sevilla FC se metió en un apuro innecesario al permitir que el PSV creyera en la remontada en el cuarto de hora final al anotar ... dos tantos que ponían en aprietos a los de Jorge Sampaoli. Un susto que no estaba en el guion del encuentro ni en el de una eliminatoria tan encarrilada. Porque realmente hasta el minuto 77 no había ocurrido más que una ocasión de En-Nesyri y un disparo al larguero de Rakitic . Se podía ir a dormir el equipo sevillista sabiendo que estaba todo controlado pero quizás así hizo y en Europa cualquiera te hace un reloj y ahí que estuvieron De Jong y Fabio Silva para marcar y el suspiro fue que se le anuló otro al neerlandés porque el sainete pudo haber sido de época.

El susto, una vez pasado, deja el resultado del pase a octavos de final pero un mal cuerpo por la forma en este tramo final. Un sobresalto que no estaba en los planes, que no se preveía dado el partido que se estaba viviendo y que no dice mucho de la capacidad defensiva de un conjunto que había evitado alimentar cualquier atisbo de esperanza a un PSV que arrancó cabizbajo y que sólo reaccionó cuando parecía que estaba todo el pescado vendido. Y casi llega. De tal forma que las protestas neerlandesas hacia Orsato por no prolongar el alargue, con agresión sobre Dmitrovic de un aficionado y expulsión de un miembro del cuerpo técnico del Sevilla FC, fueron sonadas.

Pero es que el desarrollo del encuentro no hacía presagiar nada de eso. Fue tan cómoda la primera parte para el Sevilla FC que lo que sucedió al final debía ser de otro encuentro. El PSV no mordía, no era ese equipo desesperado, ese grupo con hambre del que se espera una remontada. O al menos el intento de la misma. La administración de la ventaja era la clave y en manos de gente experta como Fernando, Acuña o Rakitic no había ningún susto a la vuelta de la esquina. Vamos, que el equipo neerlandés ni siquiera probó a Dmitrovic, reemplazo a última hora del afectado Bono. Jugó el Sevilla a que no pasara absolutamente nada en su área y a que si había algún atisbo de inquietud lo sufriera el equipo de Van Nistelrooy más cerca de su portería. Así fue con un disparo de falta de Alex Telles al cuarto de hora que se marchó alto y con un centro lateral de Acuña al que no llegó En-Nesyri porque Benítez atajó el esférico. Poco más. Nada más.

Si acaso que Acuña vio la amarilla por una acción rara en la que habían lanzado vasos y objetos al terreno de juego y el argentino le protestó a Orsato, quien interpretó pérdida de tiempo. Vamos, por reseñar algo medianamente interesante. Lo demás eran balones en largo de la inestable defensa local en busca de De Jong y Til que eran bien resueltos por Fernando y Nianzou lo suficientemente lejos de la zona de influencia de Dmitrovic como para no inquietarse y alguna arrancada de Rakitic, al que se le veía por momentos algo tocado. Y, justo antes del descanso, una jugada de pañuelos de Bryan Gil que si se acaba yendo de Mwene, que mandó el balón a córner, estamos hablando de un gol para la posteridad.

Y la segunda parte mantuvo en su arranque la tónica con el control con y sin balón del Sevilla, un PSV inocente al máximo y una ocasión de En-Nesyri tras buena jugada de Bryan Gil. Como sigue sin suceder nada en el encuentro, buen negocio para los de Sampaoli, es el PSV el que activa más cambios para ver si agita un partido que es una balsa de aceite hasta este momento. Un remate de cabeza cruzado de De Jong es el tímido acercamiento local que se queda en nada, una vez más. La sociedad Bryan Gil-En-Nesyri es la que mejor pinta va mostrando en este tramo porque tienen espacio que recorrer con esas piernas presurosas que buscan el peligro. Pero éste iba a llegar en las botas de Rakitic con un disparo desde dentro del área que se estrelló en el larguero justo antes de otro tiro cruzado del mismo croata. Una agitación que le venía bien al espectáculo y que indicaba que los de Sampaoli no estaban contemplativos sino que querían sentenciar esto, si no lo estaba ya.

Como el duelo caminaba a su manera, la siguiente oportunidad también iba a ser de partida doble pero esta vez en la otra portería cuando Bakayoko se encontró con Dmitrovic y luego disparó fuera. En un par de minutos, las ocasiones más claras para ambos conjuntos. El que pagara por una entrada ya le estaba viendo algo de punta a esto pero el 0-0 seguía ahí. Le toca de nuevo a Bryan romper desde la izquierda, asociarse y asustar al meta del PSV. Estaba en todas partes el de Barbate pero no andaba por su zona impedir el 1-0. Anotó De Jong tras luchar con Nianzou Fabio Silva y el holandés con Fernando para rematar por debajo de las piernas de Dmitrovic. Ruge el Philips Stadium esperando que su equipo apure sus opciones de gesta pero el Sevilla está ahí para manejar la pelota como apagafuegos aunque el cuerpo se encoge cuando De Jong hace el segundo pero afortunadamente es anulado en el minuto 82 por fuera de juego previo de Fabio Silva.

Era un apuro inesperado tal y como se había dado el partido. Una inquietud pasajera y lógica por el empuje desesperado del PSV con más gente en el área de Dmitrovic pero poco más. En definitiva, una anécdota en la eliminatoria. El meta serbio despeja arriba ante Bakayoko. Lo peor del partido fue el peaje de amarillas (Acuña, Dmitrovic, Rafa Mir, Nianzou) para un duelo con semejante ventaja y que un espontáneo se saltara para molestar a Dmitrovic en el tiempo de alargue, lo que coronaba una actitud lamentable de la afición local. Era justo antes del 2-0, obra de Fabio Silva en un balón colgado al área con una facilidad pasmosa tras asistencia de De Jong. El duelo ya se tenía que acabar porque no había tiempo para más pero la complicación en la que se había metido el Sevilla era innecesaria a todas luces y todo se mezcló con polémica por una agresión de un espontáneo exaltado sobre Dmitrovic, la expulsión de Desio y las protestas locales ante Orsato por no alargar el tiempo añadido. En definitiva, el 2-0 se queda ahí como un susto pero el pasaporte es sevillista.

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