Sevilla - Atlético de Madrid
Nervión baila al son de Isaac Romero (1-0)
Jornada 24
El conjunto blanquirrojo vuelve a ganar en casa cuatro meses y medio después gracias al gol del lebrijano en el primer cuarto de hora
Quique Sánchez Flores: «Estamos encantados con Isaac»
Sevilla FC - Atlético de Madrid: resumen, goles y ruedas de prensa del partido de LaLiga EA Sports 2023-2024
Sevilla
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Iniciar sesiónCuatro meses y medio después, el Sevilla vuelve a ganar en casa. Y no lo hizo ante cualquiera, no. Lo consiguió tras dominar al Atlético de Madrid de Simeone. Los de Quique Sánchez Flores coronan una semana fantástica tras sumar seis puntos en ... seis días. Dos victorias que saben a gloria y que dan un respiro al cuadro hispalense para trabajar con menos urgencia. Una vez más, Isaac Romero fue determinante y salió del césped coreado por toda la grada. No es para menos, volvió a marcar y su gol valió una victoria más, la de la reconciliación. Nervión tenía ganas de disfrutar del fútbol. La afición cantó, empujó y aplaudió a los suyos, no hubo matices negativos ni pitos, sólo pasión. Fue posible gracias al compromiso de sus jugadores, que quisieron demostrar que ellos también quieren salir del hoyo y que, juntos, pueden conseguirlo.
Cierto es que el partido comenzó con claro dominio colchonero, Morata dio el primer aviso en el minuto uno con un tiro que se marchó por encima de la portería de Nyland. No obstante, el Sevilla no se amilanó y sacó personalidad para plantarle cara. Navas fue el primero en hacer trabajar a Oblak, luego vino Isaac para ir tanteando el terreno. Los de Quique empezaban a gustarse cuando Griezmann aprovechó un despeje poco contundente en el área sevillista para dar el segundo aviso en el minuto 10. En esta ocasión, al Sevilla no le temblaron las piernas, sino que comenzó a hacer su juego.
Corría el minuto 14 cuando se cocinó una buena jugada grupal en la que Acuña terminó enganchando el balón desde fuera del área que despejó Oblak. Sería en este saque de esquina cuando llegaría el júbilo a Nervión. Como no, Isaac, lograría superar a Coke para marcar de cabeza un balón que rebotó primero en la testa de Ocampos. La grada del Sánchez-Pizjuán no recordaba ya cuándo fue la última vez que su equipo le sacaba jugo a un córner de esa forma, pero es que el lebrijano es un auténtico exprimidor. El cuadro blanquirrojo se vino (literalmente) arriba y comenzó a sacudir el área rival. Volvió a llegar el canterano tras una recuperación de Óliver Torres que, junto a Ocampos en estado de dulce, sortearon a la defensa colchonera, el extremeño localizó bien posicionado a Isaac para repetir fórmula de cabeza, pero esta vez Oblak estuvo certero.
Los minutos corrían con el Sevilla sosteniendo la batuta, rondando con peligro real el área pequeña. Lejos parecen haber quedado aquellos tiempos en el que sólo se generaban centros infructuosos. La química de Ocampos y En-Nesyri con Isaac asegura peligro, ya no hay balas de fogueo. Esa sensación de llegar y poder marcar ha expandido la seguridad al resto del equipo, que se mostró un bloque sólido. Con un Acuña excelso que enervó a Llorente por la izquierda y con un centro del campo compacto. Se rozaba la primera media hora cuando Isaac volvía a relamerse tras controlar un balón frente a Oblak, intentó a dos tiempos rematar, pero el balón se fue al larguero. No consiguió ampliar la renta, pero los continuos embistes desactivaron al rival. Un Atlético al que la cita copera parecía haberle pasado factura, estuvieron espesos en la circulación de balón, en ocasiones parecían no tener clara la hoja de ruta.
No obstante, nunca se le puede dar por muerto. Morata se plantó frente a Nyland en un despiste de la defensa local, pero el meta ganó el mano a mano. Fue la ocasión más clara de los colchoneros en la primera parte, pero no entró el canguelo. Se mantuvieron fuertes los de Quique y llegaron al descanso manteniendo el resultado. La alegría era comedida, puesto que todo aquel que sepa de fútbol, sabe que Simeone no se iba a dar por vencido.
En el reinicio, Navas tuvo que sacar bajo palos un tiro de Griezmann, toda una declaración de intenciones. Recuperó el control el Atlético y el Sevilla saltó del descanso un tanto más desajustado, sobre todo en defensa. Tras unos primeros minutos de sufrimiento, los locales comenzaron a recuperar el dominio, que nunca llegó a ser absoluto como en la primera mitad. Los sevillistas empezaron a trabajar achicando agua y, en cada recuperación, intentando ampliar la renta. Casi lo consigue Ocampos, que en el minuto 57 marcó un gol que fue anulado por fuera de juego. Isaac volvió a ser un quebradero de cabeza para Oblak, pero todas las recuperaciones de los colchoneros llevaban carga real. Un corte de luz muy conveniente detiene una jugada peligrosísima de Memphis. El reloj corría y el ambiente se recrudecía sobre el césped, cada balón al aire se peleaba entre ambos equipos con fiereza. El Atlético tenía claro que tenía, como mínimo, que empatar. Por su parte, los de Quique fueron interceptando cada llegada de peligro, mientras que Nyland volvió a ser determinante. Cambió piezas el técnico sevillista, metió a Juanlu por un Navas al que le costó llegar al descanso sin sacar la lengua, mientras que Óliver fue sustituido por Suso. Buen partido del extremeño que, como siempre, fue uno de los más trabajadores sobre el verde e incluso tuvo la oportunidad de marcar.
El partido se convirtió en un ida y vuelta, en el que el balón apenas rondaba el centro del campo. Los dos conjuntos volaban de un lado a otro para intentar llegar a portería como fuera. Las llegadas del Atlético, muy peligrosas, dejaban en evidencia que, ahora mismo, la zona más débil del equipo está detrás. No en vano, el Sevilla sólo cuenta con dos centrales puros. Sin embargo, todo el equipo estuvo comprometido en despejar con lo que hiciera falta para no tirar por la borda sumar unos tres puntos tan valiosos como la lluvia que ha caído estos días en la capital hispalense.
Aguantaron, a pesar de las polémicas y las intentonas de los colchoneros por desestabilizar el duelo. El Sevilla se aferró a esta victoria y, cuando sonó el pitido final, la euforia de desató en Nervión. La reconciliación entre grada y equipo cada vez está más cerca, y es que todos saben que este barco sólo se mantiene a flote con toda la tripulación remando junta. Ahora, toca ir a Valencia.
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