La cantera, interés fijo
Con la nueva ciudad deportiva en Dos Hermanas, el Betis afianza una apuesta con muy poco riesgo y rentabilidad evidente, como se ha demostrado una vez tras otra
La inauguración de la espléndida ciudad deportiva Rafael Gordillo es algo más que un hito en la fecunda historia del Betis. Se erige, especialmente, en una declaración de intenciones de primer orden. Muy lejos de otros tiempos en los que los escalafones inferiores contaban muy ... poco, con el estreno de las nuevas instalaciones en Entrenúcleos la entidad verdiblanca subraya su firme apuesta por la cantera, que viene generando unos frutos interesantes y, sobre todo, rentables. Pese a que la memoria suele ser frágil con respecto a esta vertiente en los clubes de fútbol en general, conviene recordar que todos los momentos álgidos en Heliópolis en los tiempos modernos han coincidido con el auge de generaciones de canteranos. Ocurrió con la quinta de Cuéllar, Merino, Cañas, Márquez, Ríos o Ureña, la base del primer éxito de Serra Ferrer a mitad de los años 90. Ocurrió luego con el grupo que lideró Joaquín junto a Capi, Dani, Varela, Melli, Doblas, Arzu, Juanito o Rivas, el sustento de aquella Copa del 2005 y la clasificación para la Champions. Ocurrió con otros que acabaron lejos de Sevilla como Adrián, Ceballos, Fabián, Junior o Pozuelo. Y ocurre ahora con otros futbolistas como Miranda, Rodri, Juan Cruz o Assane. La lista es rica y amplia. Los motivos para regar el vivero, por tanto, sobrados. Hasta ahora en Bermejales y desde este momento, también, en Dos Hermanas.
Más allá del indiscutible concepto de identificación por parte de los aficionados con jugadores de la casa, una tendencia en franco retroceso, el fomento de los mismos ha ayudado una y otra vez a levantar al equipo cuando más lo ha necesitado. Porque el compromiso, por más vueltas que le demos, nunca es el mismo que el del paracaidista que tal como llega se va. Es una regla natural. Pero además, la inversión en cantera resulta altamente rentable prácticamente en todas las ocasiones. Basta con ver los nombres que el Betis ha ido colocando en otros destinos en los últimos años. El mismo Fabián dejó en las arcas 30 millones de euros con su marcha al Nápoles. Tal y como funciona actualmente este deporte en Europa, donde dominan los petrodólares y los fondos de inversión orientales convirtiendo a los equipos ingleses o árabes en los dueños y señores, y en España, donde resulta imposible asaltar el dominio de los tres grandes por el sistema económico imperante (presupuestos, ingresos, límites salariales y reparto de fondos televisivos), la alternativa más viable para mantener el pulso competitivo y el saneamiento financiero es agarrarse a la cantera con fuerza como nutriente del primer equipo para mezclarlo hábilmente con fichajes puntuales a los que sacar rédito deportivo y plusvalías. En esa competición tiene el Betis a sus 'iguales' para la pelea doméstica, la Real Sociedad (Zubimendi, Le Normand, Oyarzábal…), el Athletic, el Villarreal o el propio Sevilla. Con la nueva ciudad deportiva, el Betis afianza una apuesta con muy poco riesgo y una proyección asegurada, como se ha demostrado una vez tras otra. Invertir en cantera es hacerlo con un tipo de interés fijo, no variable. Y no está la cosa para saltos al vacío, precisamente.
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