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saltos en caída libre

Un hombre contra la barrera del sonido

Felix Baumgartner saltará en caída libre desde 36.000 metros de altitud para batir cuatro récords mundiales, incluido el de superar «a cuerpo gentil» la velocidad del sonido

Un hombre contra la barrera del sonido red bull stratos

miguel muñoz

En Roswell (Nuevo México) aterrizará pronto un visitante procedente de la estratosfera. Pero por una vez en la mítica localización estadounidense, el suceso no tendrá nada que ver con la ufología. El ser que caiga de los cielos no será otro que un «recordman» empedernido. El austriaco Felix Baumgartner , un deportista extremo de saltos en caída libre que pretende pulverizar cuatro récords de una tacada.

Su primer objetivo es echar a volar un globo que suba a la estratosfera, hasta una altura de 36.000 metros . Es decir, desde las puertas de la capa de ozono. Lo cual ya constituiría una marca mundial, dado que ningún navegante de aerostático ha llegado jamás tan arriba. Pero no sería la única: una vez allí, Baumgartner pretende lanzarse al vacío sin más protección que la de su traje presurizado. Este sería el segundo récord: el mayor salto en caída libre por longitud.

E irremediablemente conduciría a la tercera marca, la de la caída de más duración: se prevé que el viaje de vuelta hacia la corteza terrestre del austriaco se prolongue hasta los cinco minutos y treinta segundos . La velocidad adquirida le permitiría, además, convertirse en la primera persona en romper la barrera del sonido en caída libre. Cuarto récord. Y la pesadilla de cualquier madre preocupada.

La misión, bautizada «Red Bull Stratos» , lleva cinco años en preparación. El último paso antes del gran día en Roswell se acaba de dar en Brooks City (Texas) , donde Baumgartner ha ensayado en una base militar todas las condiciones del vuelo en globo, incluido un test en una cámara presurizada que simulaba una altitud de 34.442 metros. Esto es, una subida de tres horas en la que la temperatura va descendiendo hasta los -70º C . Unas condiciones espartanas que el austriaco ha superado con éxito.

Baumgartner cuenta como mentor de lujo con el coronel Joe Kittinger , un oficial retirado de las fuerzas aéreas que ostenta todos los récords (ascensión en globo, altitud, tiempo y velocidad) que el austriaco pretende superar, algo que hasta ahora nadie ha conseguido. Kittinger lo estableció en 1960, cuando se lanzó en caída libre desde 31.300 metros sobre el nivel del mar. En una gesta inscrita en la mitología de los deportes extremos, el coronel estuvo cuatro minutos y 36 segundos en el aire y alcanzó los 988 km/h antes de abrir su paracaídas a 5.500 metros. Con las temperaturas habituales en esa altitud (unos -20º C), la barrera del sonido ronda los 1.150 km/h, una velocidad que Baumgartner debería alcanzar gracias a la altitud de salida extra.

us air force

El salto del coronel Kittinger formaba parte del Excelsior III , un proyecto militar de investigación médica aeroespacial. Era un soldado cumpliendo órdenes, que tras realizar la misión recibió un trofeo del mismísimo presidente Eisenhower. Nada que ver con la carrera de Baumgartner, un «stuntman» por amor al arte, cazador habitual de récords mundiales y especializado en salto BASE (esto es, desde un objeto fijo). Se lanzó desde la torre T101 de Taipéi, uno de los edificios más altos del mundo. Y fue el primer hombre en cruzar el Canal de la Mancha en caída libre, utilizando unas alas de fibra de carbono. Ostenta una marca áun más curiosa: la del salto BASE de menor altitud, que realizó desde la estatua del Cristo Redentor de Río de Janeiro (709 metros).

No obstante, esta misión también tiene valor científico. « Hasta ahora nadie había llegado a velocidad supersónica sin una nave o un avión . Estamos probando nuevo equipo y desarrollando procedimientos para mantener la vida en esas altitudes y soportar una aceleración tan extrema», ha explicado el doctor Jonathan Clark, director médico de la «Red Bull Stratos». Es decir, que se espera que sirva para mejorar los trajes espaciales y las condiciones de seguridad de los astronautas. Para lo mismo que sirvió la misión de Kittinger hace más de 50 años.

Casi 35.000 metros separan a Cristo y la estratosfera, los dos límites que el austriaco quiere dejar firmados con su nombre. Si todo marcha según lo previsto, Baumgartner completará el gran salto en agosto . Roswell ya espera a este nuevo «alien» al que añadir a su museo de visitantes que cayeron del cielo.

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