reportaje
La alternativa del gas xenón
El uso de este gas inerte, combinado con oxígeno al cincuenta por ciento, aumenta los niveles de EPO en el organismo

El xenón es uno de los elementos más introvertidos de la tabla periódica. Físicamente representa el 0,000009 por ciento de la atmósfera y químicamente es casi inerte. Es un gas noble, inodoro y pesado y uno de los últimos en ser identificado por el ser humano. Su timidez social contrasta con sus propiedades para mejorar el rendimiento deportivo. El xenón aumenta los niveles de eritropoyetina (EPO), la hormona mágica que estimula la creación de glóbulos rojos y favorece la recuperación del esfuerzo físico.
El xenón logra el hechizo mediante la producción de la proteína HIF-1 alfa. Esta actúa como interruptor químico para generar otras proteínas, una de ellas la EPO. Técnicamente no es dopaje según los criterios de la Agencia Mundial Antidopaje, que castiga la inyección de versiones sintéticas de EPO. Los deportistas pueden entrenar o vivir en altura, o dormir en cámaras hipobáricas para impulsar la producción de glóbulos rojos. El xenón replica ambientes con poco oxígeno mediante la sustitución de oxígeno por xenón. Sería, por tanto, un tratamiento legal.
Un documento elaborado en 2010 por el Ministerio de Defensa de Estados Unidos establece las directrices para la administración del gas. Aconseja usarlo antes de las competiciones para corregir la apatía y la interrupción del sueño y mejorar la recuperación física. La dosis que recomienda es una mezcla 50:50 de xenón y oxígeno durante unos minutos antes de ir a la cama. Su efecto dura de 48 a 72 horas.
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