CRÓNICAS DE PEGOLAND
APROXIMACIÓNA LA CORDOSIESA
No hay mujeres siesas sino tipos rechazados. Una hipótesis sometida a debate
LA periodista Irene Contreras —Irene Bebop para los colegas— tiene un blog entretenidísimo de reciente apertura— «No soy la piconera», desde aquí se lo recomiendo— en el que hace escasas fechas ha realizado una revisión ilustrada sobre un tema de candente actualidad. En un post que solamente puedo calificar de épico, ha efectuado una aproximación crítica al concepto de «cordosiesa». Ya se pueden imaginar: el de la mujer de aquí que tiende a ser de humor variable y receptividad limitada. Irene, que escribiendo es brillante, ha argumentado una refutación en la que intenta demostrar que no hay mujeres agrias sino tipos rechazados, seres que mascullan su fracaso denigrando a las señoras, a ser posible, en bares donde ponen a Camilo Sesto a todo trapo. «Llamarnos cordosiesas es un mordisco de animal herido. Es el recurso del despechado», se puede leer.
El de la «cordosiesa» es el mito de la mujer de aquí así como el senequismo constituye la cualidad que nos colgamos los que vivimos en esta ciudad bimilenaria venga o no a cuento. Cuando aquí nos encogemos de hombros, es que somos seguidores de primer nivel del Anneo que intentó llevar a Nerón por el buen camino. Cuando una dama pega un corte, se le adjudica directamente esa cualidad agria que se encuentra a debate. Efectivamente, toda generalización esconde una gran mentira y aquí no se entregan carnés de «cordosiesa» tal y como se abandona la maternidad del Reina Sofía ni se regalan con un plato de diez pinchitos del Rafalete.
Vuelvo al texto. «El de la cordosiesa es un mito carente de base», dice la autora. En esto no estoy de acuerdo con mi, por otra parte, dilecta compañera. Bajo su punto de vista, el término es un un insulto ligado a rituales de apareamiento fallidos, innecesarios, no deseados. La otra realidad es el de la «cordosiesa» —ésta sí, con papeles y trayectoria— que lo ejerce con orgullo de hembra y ademán de dama decimonónica allá esté comprando pan o paseando, con perdón, por Cañero. Cualquiera que repase en su memoria tiene el ejemplo de la señora local que ha sido rancia y a mucha honra. De forma indisimulada hasta lo desagradable. Que el 90 por ciento no lo sea no implica que existan casos que hay que preservar con el celo del hecho diferencial.
A estas altura del partido, la Junta de Andalucía tendría que estar creando una dirección general de «cordosiesas» que editase una revista, montase foros de debate y, pongamos por caso, crease un centro de interpretación. Un lugar donde se pudiera conocer la experiencia de ser o padecer a una «cordosiesa», donde se divulgase la vida y milagros de las grandes mujeres de la histori y se reflexionase si nace o se hace. Qué demonios. Que se rotule una plaza a su nombre. Vaya a ser que Irene lleve razón y todo sea un rollo machista de tipos imbéciles incapaces de digerir un «no» por respuesta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete