SE ACABÓ LA FIESTA

«La clase política catalana no vive ya los fastos de la Diada como los vivía hace un lustro. (...) Y no es sólo en estas esferas donde la división se agranda; también en la calle, en el trabajo, en las familias, o sea, entre los propios ciudadanos, que no habían hecho nunca de esta fecha un motivo de discordia y que se encuentran ahora empujados a tomar partido, sin saber muy bien por qué y a santo de qué»
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