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El hombre sin sentimientos
Ideó el plan; suministró tranquilizantes a sus hijos para dormirlos; los mató; los quemó en una hoguera y durante no menos de 35 minutos alimentó el fuego con combustible, mientras delante de sus ojos Ruth y José quedaban reducidos a apenas unos restos de huesos... José Bretón hizo eso y convivió con ello con naturalidad, sin que la monstruosidad incomodase su mente, solo ocupada en vengarse de su mujer. ¿Un psicópata? Probablemente los psiquiatras así lo consideren. Pero no es un loco, ni sufrió enajenación mental alguna al perpetrar estos crímenes... Eligió libremente hacer el mal, porque el mal existe. Es inteligente, frío, controlador, manipulador hasta el extremo. No sufre ante el dolor ajeno. Planteó la investigación como un reto entre él y quienes buscaban la verdad. Y lo perdió. Le encantan los focos. Por eso, con decenas de años por delante en prisión, su futuro es incierto. Ya ha culminado su venganza. Ahora, fuera de foco, se planteará su futuro. Veremos qué hace.
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