Cómo se instalan los cables submarinos
El complicado proceso de colocar y reparar bajo el mar el cableado de comunicaciones
En una época en la que todo tiende a ser inalámbrico, esa aparente independencia de los cables se deshace con solo raspar un poco la superficie. No sé exactamente en qué parte del mundo estás mientras lees esto, pero lo más probable es que un cable submarino de comunicaciones haya hecho su parte en llevar este texto a tus ojos. Por supuesto, alguien tiene que instalar ese cable, y más importante aún, alguien tiene que repararlo cuando pasa algo malo...
Ahora, ¿con qué frecuencia se dañan estos cables submarinos? Un informe del año 2008 indica que solamente en el Océano Atlántico se realiza un promedio de cincuenta reparaciones anuales. Un ejemplo que nos ayuda a visualizar mejor esto es el cable APCN 2 (19 mil kilómetros), que conecta China, Hong Kong, Japón, Malasia, Singapur, Filipinas y Corea del Sur . En 2006, el terremoto de Hengchun dañó el cable, interrumpiendo la capacidad de los usuarios asiáticos de acceder a portales internacionales. Este cable volvió a dañarse en 2009, 2010 y en marzo de 2011, bajo el poder del tsunami y el terremoto de Tōhoku, que también afectó a otros cuatro cables. Sea reparación o instalación, lo cierto es que no es una operación para nada sencilla. La idea de “ir y tirar el cable” es completamente absurda, porque se deben tener en cuenta las irregularidades en el fondo del mar, la actividad sísmica, y el impacto ambiental.
Entre 1959 y 1996 se estableció que menos del nueve por ciento de los incidentes se debieron a causas naturales, lo que llevó al proceso de entierro de los cables. Todo comienza con el traslado de uno de los extremos del cable hasta una estación instalada en la costa. Los repetidores ópticos basados en erbio, que conectados a bordo del propio barco (que dicho sea de paso, ha sido especialmente diseñado y/o preparado para esta tarea), tienen un intervalo de 40-80 kilómetros entre sí. Dependiendo del barco, su equipo de arado, el tipo de cable y la región, se pueden instalar hasta 200 kilómetros de cable por día. De todos modos, este dato es insuficiente para establecer la duración de cada proyecto. El simple hecho de cargar un barco con el cable de fibra óptica puede demandar entre tres semanas y un mes.
En cuanto al coste de la operación, el “promedio” para un cable transatlántico es de unos 500 millones de dólares. A pesar de este impresionante número, la instalación de cables submarinos sigue siendo más viable que depender de enlaces satelitales, con enlaces más lentos y mayor latencia. Un sistema de cableado submarino puede tener más de una docena de “dueños” entre empresas de comunicaciones y otros grupos. Y más allá de la inversión inicial, los cables no son eternos, ya que algunos quedan obsoletos frente a otras instalaciones más modernas.
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