Un verano entre piscinas naturales, charcos y pozas

En el paraíso canario siempre queda algo por descubrir; uno cree realmente que lo ha visto todo y que lo ha visitado y recorrido todo, pero cualquier día es bueno para sorprenderse ante las numerosas joyas naturales que encierra nuestra orografía insular y descubrir, por ejemplo, las piscinas, los charcos y las pozas naturales que existen a lo largo de nuestras maravillosas costas canarias. Dichos elementos, son la perfecta alternativa a las paradisíacas playas que bañan nuestro litoral, y por consiguiente, desempeñan una opción más a tener en cuenta a la hora de disfrutar de un baño o de un día relajante tomando el sol.

Precisamente, y en este medio donde escribo, el ABC, se publicó recientemente un listado con las 10 mejores piscinas naturales de España, donde destacaban, justamente, dos espacios naturales de Canarias como lo son Los Charcones en la isla de Lanzarote y el famosísimo Charco Azul en la isla de La Palma. Aunque, evidentemente, existen otros espacios naturales de similares características que más adelante reseñaré.

Valga en primer lugar decir la importancia geológica que estos lugares de esparcimiento tienen en nuestra cultura y en nuestro ocio; ya que los beneficios para el ciudadano que las utiliza son más que evidentes: sus aguas no tienen productos químicos, sus aguas ofrecen, la mayoría de las veces, un paisajismo espectacular desde un punto de vista de la biodiversidad, su mantenimiento y explotación respeta el medio ambiente, las paredes de dichas piscinas lo conforman elementos naturales que en Canarias, en su inmensa mayoría, lo componen paredes de lava volcánica de hace millones de años, que hacen que, de forma natural, las piscinas se llenen y se vacíen con el agua del mar aprovechando el movimiento de las mareas.

Solo en la isla de Tenerife hay numerosos lugares donde las piscinas naturales conforman un atractivo turístico de primer orden: Bajamar y La Punta del Hidalgo en La Laguna; El pintoresco Charco de La Laja en San Juan de La Rambla; el sorprendente Charco del Viento en La Guancha; el admirado y mundialmente fotografiado Complejo Costa Martiánez en el Puerto de la Cruz; la conocida internacionalmente piscina de Ten-Bel en el municipio sureño de Arona; o el más que atractivo complejo de el Caletón en el pintoresco municipio norteño de Garachico.

Los charcos y pozas se diferencian principalmente en que estas últimas tienen mucha menos profundidad y cantidad de agua; aunque, en ciertas zonas de nuestras costas, nos llegamos a encontrar con pozas que se pueden decir que son autenticas piscinas naturales, como los famosos Charcones de Lanzarote, donde se puede uno bañar tranquilamente resguardado de los vientos y del fuerte oleaje del Océano Atlántico; dichas pozas, cuyas aguas de color turquesa son poco profundas, se han creado de forma natural a los pies de los acantilados, encima de unas impresionantes rocas basálticas, y que se llenan y se vacían de agua de mar en función de la pleamar.

Con respecto al Charco Azul en la isla de La Palma, en realidad lo forman un conjunto de piscinas naturales de extraordinaria belleza, donde se puede tomar baños de mar y de sol durante prácticamente todo el año; destacando en dicho conjunto la piscina o charca más grande, como a algunos lugareños les gusta denominarlas, la llamada “Charco de las Damas” y cuyo complejo de ocio se asienta a lo largo de un precioso paseo peatonal conocido como “El Mirador” y que, partiendo de la Villa de San Andrés y Sauces, termina en el Puerto.