Cantidades y calidades

Hace unos días recibí un correo económica y socialmente escalofriante. No he podido comprobar la exactitud de cada una de las cifras que ofrece, por lo prolijo y difuso con que los gabinetes de estadística al servicio de los poderes públicos disimulan los datos. En cualquier caso, si no fuera del todo exacto bien pudiera serlo, dado el modelo ruinoso con el que nos gobiernan, a mi entender, justificándose en una lectura torticera de la Constitución Española, a la que le hacen decir lo que no dice, ni pretendía decir, cuando se leen las ponencias y contra ponencias de sus padres redactores.

Esa información de marras viene a decir que en España hay 445.568 políticos, 105.744 más que la suma de los 165.967 médicos, 154.000 policías y 19.854 bomberos que tienen a su servicio las distintas administraciones. El segundo país europeo con más políticos, al parecer, es Italia. En esto sí que éramos la envidia de Berlusconi, al que según Zapatero superábamos ya que España tiene el doble que ellos. También se afirma que tenemos 300.000 políticos más que Alemania, teniendo España la mitad de población y sólo 4 niveles administrativos (estado - comunidad autónoma – provincia - municipio), frente a una Alemania más descentralizada que cuenta con 6 (estado – länder – regiones administrativas – distritos – mancomunidades - municipios).

Mucha cantidad de políticos profesionales y muy poca calidad, a la vista están los resultados de la ruina caracolera en la que han sumido a España. Dicho y pensado sea con riesgo de ser abroncado por Rubalcaba y por Elena Valenciano, la sustituta de Leire Pajín en anuncios de confluencias planetarias gloriosas para gran “asombraje” de selvas venezolanas y bolivianas.

Parafraseando aquel viejo inventario satírico de cuantas personas trabajan en la economía productiva para mantener a tanto improductivo, que además pretenden administrar y regular la vida de todos, en España había 47.190.493 personas en enero de 2011, lo que implica que cada político es “soportado y mantenido” por 106 habitantes en promedio, que para más desgracia nuestra, no todos son contribuyentes. En Canarias nos gobiernan como María Cristina la de la canción, 1.404 concejales, 139 consejeros de cabildos y 60 diputados regionales, sin contar la administración central. La friolera de 1.603 cargos públicos en total, para una población de 2.118.519 personas, es decir un político montado sobre la chepa de 1.322 canarios de nacimiento o sobrevenidos.

Siendo el número total de políticos cobrando del erario, sin la menor duda una evidente exageración, el auténtico problema está en lo que cada uno de ellos gasta. Cada político en su puesto de mando es una parcelita, una fanegada o un territorio de poder donde tiene un presupuesto público asignado para administrarlo. Y, ¡vive Dios!, que lo hace con gusto, no en vano “poder” o “poderío”, en lenguaje politiqués, significa capacidad de gastar o de dilapidar el dinero de los demás sin responsabilidad patrimonial propia.

Si a cada cargo público se le recortara un 10 % su sueldo, que se han auto asignado ellos mismos en la mayor parte de los casos, se podrían ahorrar unos cuantos millones de euros, que Hacienda no tendría que recaudar, quitando euro a euro a cada contribuyente que con tanto esfuerzo y sacrificio ha ganado en su trabajo productivo, y que luego ve con desesperación e impotencia el lujoso coche oficial, contenido y continente, que pasa reluciente frente a su frente sudorosa. Ya se sabe que ellos, los políticos, dicen que eso es el chocolate del loro, pero en ese caso siempre recuerdo un sabio aforismo gomero de mi tía Carmen: “muchas gotas de cera hacen un cirio pascual”. ¿Para cuando un ERE en partidos políticos, sindicatos, patronales y en cuantos organismos o fundaciones sea menester? Como pronosticaban los viejos comunistas por las esquinas: ¿cuándo caerá el régimen de Franco? ¡El año que viene, si Dios quiere! Dios no quiso y murió el dictador cuarenta años después en su cama y sin caerse… políticos por políticos, políticos al cuadrado.