LIGA BBVA
El libro de estilo del Cholo
Las cinco claves que han impulsado al Atlético desde la depresión al optimismo en un enero fabuloso
Tres victorias, un empate, diez puntos de doce posibles, ningún gol en contra. El Atlético se ha impulsado en un enero fabuloso desde la depresión a un razonable optimismo. Simeone ha impuesto su libro de estilo en cuatro partidos.
1. Ensayos intensos que parecen partidos
Los entrenamientos del Atlético llaman la atención por la intensidad. Simeone no permite un segundo de respiro. El ritmo en la práctica diaria es apabullante y las sesiones duran bastante más que antes con Gregorio Manzano. El técnico argentino funciona con automatismos. En la semana anterior al encuentro con el Osasuna, los jugadores simularon durante horas la presión del equipo navarro en los balones aéreos. Simeone colocó cuatro defensas que repetían saltos una y otra vez y cuyo objetivo era despejar hacia un lateral del campo. Allí, junto a un cono, se situaban los volantes, que debían organizar el contragolpe al primer o segundo toque bien de cabeza o con el pie. El vestuario aprecia pasión en cada orden de Simeone, que trata a los futbolistas de tú y, en muchos casos, con apelativos amistosos.
2. Una colocación más racional en el campo
Cuenta Adrián que el Atlético no corre más ahora que con Manzano, sino que «corre mejor». Eso, según el futbolista asturiano y en opinión refrendada por otros integrantes de la plantilla (Godín, Filipe) se debe a que el equipo está mejor colocado en el campo. Las líneas están más juntas para defender según el estilo impuesto por el técnico. Y lo mismo para atacar. El grupo se mueve como un acordeón de un lado a otro del terreno de juego.
3. Diego toca menos y mejor la pelota
Curioso el caso de Diego. Desde que llegó al Atlético, su figura ha destacado como constructor de juego. Con Manzano tocaba, conducía, pasaba y decidía después de pensar varios segundos con el balón en los pies. Se entendió como imprescincible en el juego. Simeone ha modificado el registro del brasileño sin menoscabar su función nuclear. Le pide menos conducción, menos pausa para edulcorar la jugada y menos participación en todos los ataques. Esa pérdida de protagonismo no ha perjudicado a Diego, que continúa caliente como timón del grupo, y sí ha beneficiado la velocidad del balón.
4. Poner en valor a todos los jugadores
El liderazgo de Simeone se representa, entre otras cosas, en sus declaraciones. Ha estimulado los valores del grupo desde el primer día y ha recuperado a jugadores que caían por la ladera del olvido. Juanfran ha encontrado plaza en el lateral derecho desde el ostracismo. Miranda y Godín han pasado de flanes a baluartes. Tiago tenía poco que decir en los planes de Manzano y es ahora el capitán que insufla ánimos en el túnel de vestuarios del Reyno de Navarra. «Decidí que Tiago fuera capitán porque es un jugador importantísimo», dijo del portugués. De Pizzi: «Cuando lo veo entrenar, me pregunto por qué no lo pongo». De Falcao: «Hay que exigirle porque tiene mucho para dar». De Silvio: «Está cada vez mejor, confiamos en él». Y ha convertido un presunto menosprecio del técnico del Osasuna —«han jugado como un equipo pequeño»— en una declaración con vistas a la afición: «Es un halago. Porque tenemos el corazón de un equipo chico».
5. La portería de Courtois, siempre a cero
Punto uno del manual del Cholo. No recibir goles como palanca para ganar partidos. La presión de todas las líneas sobre el rival, la nueva tendencia a meter la pierna y esa clara propensión a la faceta defensiva han promulgado una realidad: Courtois solo ha estirado el lomo cuatro veces en enero. Frente al Villarreal y la Real Sociedad no intervino.
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