DEL AGUA MANSA
CARBÓN
Qué decepción. En Castilla y León se esperaba ayer un detallico, uno, por parte de los Reyes Magos. Pero no. Lo más serio fue la jugarreta del Niño con el gordo: cayó en Soria —en San Leonardo de Yagüe—, pero hizo millonarios a los burgaleses de Huerta del Rey. Qué le vamos a hacer. Los niños son así de caprichosos: reparten amor en un cesto. Me ocurrió antier con mi nietecillo Alberto, de cuatro años, que tiene una banasta enorme para esparcir lisonjas. Los Reyes, junto a los juguetes, le echaron carbón como broma añadida, y tuvo una reacción inmediata y fulminante: «Los Reyes se han equivocado porque yo he sido muy bueno». Y el crío se quedó tan pancho. Esta misma seriedad es la que esperábamos de los Reyes Magos la mayoría de los mortales.
Pues no señor. Los que pusieron los zapatos a la intemperie la noche de Reyes, a pesar de ser buenísimos, se han quedado a dos velas, porque nos han traído carbón de verdad en sacas repletas: la crisis sigue con su rumbo letal haciendo manitas con la prima de riesgo, el paro regional y nacional ni siquiera se estanca porque toca incluso a los que no pensaban jugar, y los políticos, en cantidades industriales, siguen repartiendo el dinero como si tocaran el pandero. Señal inequívoca de que los electores hemos sido malísimos. No nos entra en la mollera lo que advertía Lope en la Dorotea: que «donde no está el rey, no le hallan». Es decir, que donde no hay balones de oxígeno, tampoco podemos inventarnos la respiración asistida porque los reyes de verdad siempre se encuentran allí donde va la corte.
La última corte de las confluencias planetarias acabó con ZP en los desagües del Bernesga en la ciudad de León. Ahora una vallisoletana de verdad, como Soraya Sáenz de Santamaría —que no niega su referencia astral ni reniega de sus auténticas procedencias—, es la encargada de levantar la corte de los milagros zapaterista y, de paso, escribir una carta seria, amén de clarísima, a los Reyes Magos. Así lo hizo la víspera de la llegada de sus Majestades tras el Consejo de ministros: «La realidad es más dura de la que pensábamos». ¿Qué habrán descubierto los del PP que todos se llevan las manos a la cabeza? Ya lo sabemos: que el déficit que nos han puesto los socialistas en los zapatos va a dejarnos descalzos durante muchos años.
A pesar de este desastre envuelto en papel de regalo del Corte Inglés, ayer desembarcó en Valladolid Rubalcaba como el empresario en labranzas que es rico en esperanzas. El ex ministro del tres en uno —Alfredo, Pérez, y Rubalcaba—, famoso en la Meseta porque pronosticó un sonoro triunfo en «la noche de los óscares» —se refería al palizón de los suyos en las elecciones municipales y regionales estilo Hollywood—, ha vuelto con el galfaicris —o sea con el acrónimo del GAL, el FAIsán, y la CRISis— para renovar, y esta vez en serio, al partido socialista. Bien tranquilo puede dormir el señor Rajoy: algunos siguen pensando que los Reyes se han equivocado al echarles carbón porque yo, precisamente yo, he sido el más bueno. ¡Angelito mío!
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