Hubo un doble error, técnico y humano, en el vuelo Río-París
El Airbus se estrelló contra el mar después de tres minutos y medio de caída libre
El análisis de las cajas negras del Airbus A330 que se hundió en el Atlántico el 1 de junio de 2009 sugiere que la tragedia que costó la vida a 228 personas tuvo un origen doble: técnico y humano. El problema técnico privó a los pilotos del vuelo entre Río de Janeiro y París de datos válidos para evitar que el aparato se estrellara en el Atlántico. «No tenemos ninguna indicación válida», afirmó el comandante del vuelo dos minutos y medio antes de que el avión se estrellara contra el mar.
La secuencia de los hechos indica que los motores funcionaron bien y que el avión se estrelló en el mar tras tres minutos y medio de caída libre. Antes, los pilotos habían tratado de situar el avión en posición ascendente hasta alcanzar una altura máxima de 38.000 pies, momento en el que comenzó el descenso en caída libre, que no se frenó pese a que trataron de enderezar el aparato.
Hasta ese momento, el vuelo se había desarrollado sin incidencias. El A330 había despegado con normalidad a las 22.29 GMT del 1 de junio de 2009 de Río de Janeiro. Tres horas y media más tarde, cuando el piloto tomaba su reglamentario descanso, el copiloto trató de evitar una zona de turbulencias a la que se aproximaban dirigiendo el avión ligeramente a la izquierda, por lo que redujo la velocidad del aparato. Dos minutos más tarde el piloto automático se desactivó como consecuencia de las erróneas mediciones de velocidad emitidas por los sensores del aparato.
La alarma de caída libre se activó en dos ocasiones y el copiloto, al mando en ese momento del aparato, trató de estabilizar de forma manual el avión, que sufrió un brutal frenazo. Para evitar la caída, el copiloto decidió elevar la parte delantera del avión, que tomó una trayectoria ascendente hasta alcanzar la altura máxima.
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