Malestar de Zapatero con Rubalcaba y Chacón por acelerar la sucesión
«El calendario político es secundario ante lo que este país tiene por hacer», asegura ahoraUn sector le pide que aplace a otoño el debate para evitar presiones sobre un adelanto electoral
José Luis Rodríguez Zapatero se ha negado, por tercera vez en tres meses, a ceder a las presiones de los barones para que anuncie su retirada ya y evitar que el PP convierta el 22-M en un plebiscito. Si, como él mismo se encargó de filtrar el jueves, el sábado 2 de abril no va a hablar de su futuro ante el Comité Federal, es improbable que lo haga ya antes de los comicios autonómicos y municipales. Y, en ese caso, un importante sector del partido quiere que el día 2 anuncie que se pospone el debate sucesorio hasta octubre. Conjuraría así, dicen, el riesgo de adelanto electoral a otoño por la presión del PP.
En este asunto, el presidente del Gobierno se viene moviendo más por gestos que por palabras. Si el jueves rompió el silencio que mantenía, incluso con su entorno, en este tema, fue para frenar en seco la división que amenazaba al partido entre los partidarios de Alfredo Pérez Rubalcaba y Carme Chacón cuando ni siquiera él ha dicho que se va, según ha podido saber ABC. Le ha molestado que los barones le den la sucesión «hecha» el 2 de abril y que, tras advertir al partido que no quiere divisiones, el lunes 21 en la Ejecutiva, los dos protagonistas hayan seguido con su particular duelo de apoyos.
Pero son muchos en el Grupo Socialista y en las federaciones quienes creen que ha sometido al partido a un desgaste innecesario si su idea, desde un principio, era no abrir el proceso antes del 22-M. Porque ésta del Comité Federal del 2 de abril es la tercera «salida falsa» en la carrera. Tras anunciar en la copa de Navidad en Moncloa que había tomado una decisión, los secretarios generales acudieron a la convención autonómica de Zaragoza, 29 y 30 de enero, convencidos de que entonaría allí su adiós.
El propio presidente del partido, Manuel Chaves, hablaba de Zapatero en pasado por aquellos días —como, por cierto, volvió a hacer Chacón este viernes en Getafe—, y hasta se organizó una cena, el 29 de enero, sin él y con el presunto sucesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, en el hotel que alojó a la cúpula socialista. Pero la tarde anterior el vicepresidente canceló su asistencia a la cena. Y el propio Chaves la levantó «a los postres» para evitar que la sobremesa se le fuera de las manos. La segunda vez fue el 5 de marzo, con ocasión de un comité federal extraordinario. Al final, Zapatero habló cinco minutos minutos, para pedir que no se esconda la «marca» PSOE. «Venga, a trabajar», les dijo.
Comienza a cundir la idea, hasta hace poco defendida en solitario por el PSC y por dirigentes como Ramón Jáuregui, de que tras el desgaste sufrido hay que blindar el resto de legislatura frente a las presiones del PP para que haya un adelanto electoral. Zapatero pareció darles ayer la razón cuando, tras verse con los empresarios, comentó: «El calendario político es secundario ante lo que este país tiene por hacer».
En el Grupo Socialista esta tesis es mayoritaria porque solo el tacticismo —una nominación rápida de Rubalcaba frente a Chacón— era lo que justificaba los escenarios que han estado barajando varios barones estos días y que llegaron a prever que el día 2, tras el adiós de Zapatero, se abriera un proceso para que las primarias fueran antes del 22-M.
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