Catherine Deneuve despliega su glamour en Madrid

¿Es bella? Cómo no, si tiene encandilado a medio mundo. El otro medio no se habrá enterado hasta dónde puede llegar una francesa cuando sale con las hechuras de madame Deneuve, o «mademoiselle Deneuve» , que es como le dice a Bigas Luna que la trate. A sus 68 años, el mito —«lo de mito no depende de mí», matiza— mantiene en alza una de las carreras más llamativas del cine mundial, en la que los nombres propios de la historia en el arte de la dirección han caído rendidos. Reivindicativa y feminista, es perfeccionista y así lo dejar entrever también su presencia.

Ayer estuvo en Madrid para promocionar el filme «Potiche. Mujeres al poder» , basado en la obra de teatro de Barillet y Gredy, que en manos del cineasta François Ozon y con una serie de añadidos muy de pantalla grande, se ha convertido en una comedia de éxito a mayor gloria de la actriz, quien en su papel de Suzanne pasa de mujer florero —significado de potiche — a líder política con discurso final antológico e insensato al que se añade un play-back setentero y naïf para la posteridad. Todo con un tinte socarrón entre el Almodóvar de antaño y el John Waters de siempre. Hará las delicias de los amantes del género. Por lo general, las actrices extranjeras que nos visitan declaran sus deseos de trabajar con nuestro ¡Pedroooo! Si se lo preguntan a ella, les dirá: «Por qué no. Todo depende del guión. En cuanto a Waters, nunca lo he pensado».