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Las ocho claves de El Aaiún

Factor de estabilidad regional y socio fiable de Occidente, Marruecos tiene las manos libres para reprimir la revuelta

S. BASCO

A punto de cumplirse los 35 años de conflicto en el Sahara Occidental, una parte de la población autóctona residente en el territorio —administrado de facto por Marruecos— ha lanzado un movimiento de protesta que mezcla reivindicaciones sociales con ciertas dosis de independentismo. El Polisario quiere capitalizar la revuelta, y está por ver cuál ha sido su papel.

La «Massira al-Jadra» Una descolonización fallida

Tocaba a su fin 1975 y para poner remedio a una situación anacrónica, España aceptó iniciar los trámites de descolonización por medio de un referéndum. Con Franco en su lecho de muerte Hassan II lanza el 6 de noviembre la «Massira al-Jadra», la Marcha Verde a la que Madrid no respondió. Marruecos quedaba como administrador de facto del territorio, aunque las instancias internacionales no le han reconocido jamás este papel.

La derrota del Polisario

El muro que mató a la guerra

La República Árabe Saharaui Democrática (RASD) lanza una guerra de incursiones en el territorio a duras penas controlado por el Ejército marroquí. Pero el Polisario es derrotado con la construcción del muro defensivo marroquí: ocho muros, más de 2.700 kilómetros, 150.000 hombres que hacen inútiles los esfuerzos saharauis por mantener vivo el conflicto.

El fracaso de la ONU

La elaboración del censo imposible

Estancado el conflicto militar, Naciones Unidas toma cartas en el asunto y obtiene un alto el fuego en 1991. Fija para febrero de 1992 la celebración de un referéndum de autodeterminación que jamás será convocado. La inmersión de la población saharaui en sucesivas oleadas de habitantes del norte de Marruecos desnaturaliza el censo y hace la consulta irrealizable.

El tesoro del Sahara

Más preciado que el petróleo y el gas

Más allá delfósforo de Fos Bucrá, de las bolsas de gas y petróleo, y de los caladeros de pesca, el incalculable valor del Sahara para Marruecos es su capacidad de aunar voluntades, de cerrar filas, independientemente del color político, en torno a la «marroquinidad» del Sahara.

La RASD no tiene amigos

Una legalidad internacional sin apoyos

La RASD ha conseguido el reconocimiento de más de ochenta países, la mayoría del Tercer Mundo o de la antigua Europa del Este. Un apoyo diluido por su propia falta de peso específico. Sólo Argelia sigue sosteniendo la causa saharaui, tal vez como medida para debilitar al vecino Marruecos.

Las bazas de Marruecos

El reino necesario

El reino alauí forjó con Hassan II un juego de alianzas en el que todas las potencias occidentales ven a Marruecos como factor de estabilidad en la región y socio fiable en el mundo árabe. España, que oficialmente apoya el proceso de autodeterminación, jamás ha obrado en favor del referéndum por temor a que Rabat reclame la descolonización de Ceuta y Melilla.

Un conflicto incruento

La renuncia al terrorismo

Inviable la guerra con Marruecos por falta de apoyos, la RASD jamás ha barajado la posibilidad de lanzar una campaña terrorista que «moleste» al mundo. Jamás ha ocupado las primeras páginas de la prensa: un conflicto de baja intensidad que no preocupa.

Una revuelta por bautizar

¿«Intifada» o protesta social?

La situación de revuelta ciudadana en el Sahara, iniciada el pasado 10 de octubre, obedece en su origen a una protesta por las duras condiciones socio-económicas y la falta de libertades. Sólo si el Polisario logra teñir la revuelta de independentismo y mantenerla viva en el tiempo podrá hablarse de «intifada» saharaui.

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