Barba sí o no: tú eliges
Es una batalla diaria. La mayoría de los hombres se enfrenta, cada despertar, con su barba. Unos –el 86% de los españoles- prefieren deshacerse de ella y otros – 14% restante- se la deja crecer. Pero ninguno se libra de dedicarle unos minutos a su cuidado.

A la hora de eliminarla, el afeitado húmedo (espuma y cuchilla o navaja) gana por goleada al afeitado seco (maquinilla eléctrica). Según un estudio de wilkinson, en nuestro país, 75 de cada 100 hombres elige la primera técnica. Y da lugar a una auténtica ceremonia.
Ahora que se habla tanto de lo bio, lo natural, lo “de siempre”, vuelve con fuerza el tandem de brocha y navaja. A la antigua usanza. Esta técnica tan viril, exige, como principal aliado, una buena brocha. Las de pelo blanco son las más caras, seguidas de las grises y, por último, las negras. El proceso, ya lo conocéis: empapar la cara (y la brocha) en agua caliente; aplicar crema de afeitar en el centro de la brocha; mantener el cepillo en posición vertical bajo el grifo de agua caliente unos segundos; aplicar la espuma en ligeros movimientos circulares; apurar con la navaja; y aclarar la zona con agua tibia. Una recomendación importante: enjuagar bien la brocha, secarla con toalla, y nunca guardarla en un espacio cerrado. Lo ideal es colgarla boca abajo para que seque al aire.
Para los que os inclináis se inclinan por la comodidad de la cuchilla, la cosmética ofrece múltiples posibilidades para rendirle tributo: bálsamos, cremas, lociones, geles y tónicos, actúan de “gancho” para atraer al hombre hasta el último rincón de los cuidados personales. Aquí os dejamos algunos de los mejores ejemplos.
En cuanto a la barba, ya no es signo de abandono sino una de las tendencias más actuales. Brad Pitt, George Clonney y Antonio Banderas han sido algunos de los culpables de que vuelva al podio. Porque la barba de varios días les dota de ese aspecto desaliñado que les hace terriblemente atractivos. La regla de oro: llevarla limpia y pulida (me temo que Bradd Pitt no es ejemplo…). Para ello hay que recortarla cada dos o tres días con tijeras o una maquinilla corta-pelos, apurando la zona de los pómulos y cuello para que no queden pelillos sueltos.
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