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Un palacio para Atapuerca

Del 15 de junio al 25 de julio, el Palacio de Fuensalida albergará una de las exposiciones más interesantes de los últimos tiempos: «Atapuerca y la evolución humana», que acerca al visitante los últimos hallazgos de este gran yacimiento prehistórico

MARÍA JOSÉ MUÑOZ

No podría estrenarse mejor el renovado Palacio de Fuensalida como contenedor expositivo que con esta magnífica muestra de referencia sobre los yacimientos pleistocenos de la Sierra de Atapuerca y los descubrimientos que allí se realizan. Capitaneados por Juan Luis Arsuaga, este grupo de investigadores quieren acercar así a los ciudadanos la realidad de uno de los proyectos científicos más relevantes en la historia de la ciencia de nuestro país.

La muestra, que será inugurada de forma oficial mañana lunes, permanecerá abierta al público desde el 15 de junio al 25 de julio próximos en el Palacio de Fuensalida, sede para actos de representación de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, institución que desde que finalizó la magnífica restauración de este palacio toledano construido en la primera mitad del siglo XV ha trabajado por iniciar esta nueva etapa con una gran exposición.

Prueba del interés ciudadano por este palacio recuperado para el Patrimonio histórico-artístico de la capital regional, fueron las más de 4.000 visitas que registró durante la semana que duró la jornada de puertas abiertas decetada por el presidente regional, José María Barreda. Con la muestra que ahora va a ser inaugurada, los visitantes podrán conseguir un doble objetivo: conocer el espléndido trabajo de restauración que ha dirigido el arquitecto Mario Muelas, y sumergirse en los yacimientos prehistóricos de la Sierra de Atapuerca, en Burgos, un tesoro científico de extraordinaria importancia que abarca el último millón de años de la vida del hombre, o tal vez más. En él es posible estudiar los cambios que en ese millón de años se han producido en el clima, los ecosistemas, en las actividades humanas, en su tecnología y en los propios seres humanos.

El Chico de la Gran Dolina

Con más de 20 ciudades recorridas ya, entre otras San Sebastián, Barcelona, Valencia, Palma de Mallorca, Sevilla, Pamplona, Zaragoza, Murcia, Madrid, Mérida y Las Palmas de Gran Canaria, Córdoba y Valladolid, la exposición llega ahora a Toledo con un éxito indiscutible, lo que augura un importante número de visitantes.

Entre otros numerosos objetos de gran valor e interés, la exposición presenta el cráneo y la primera reconstrucción de la cabeza del Chico de la Gran Dolina (Hommo antecessor), de hace al menos 1.300.000 años. El yacimiento de la Gran Dolina ha saltado a la fama y ha dado la vuelta al mundo porque en él se han encontrado los fósiles humanos que, en su momento, fueron los más antiguos de Europa.

Asimismo se muestra el Cráneo 5, hallado en la Sima de los Huesos, el fósil más completo de su clase, correspondiente a un Homo heidelbergensis, de hace unos 400.000 años; o el bifaz «Excalibur», una extraordinaria hacha de mano tallada en cuarcita roja, única pieza de industria lítica hallada en la Sima de los Huesos. También se exhiben el Cráneo 4 y «Elvis» —la pelvis más completa del registro fósil—, carnívoros, etc.

Además se hace un recorrido por la genialogía africana para introducir la llegada del hombre a Europa. Por último, se completa la exposición con la aparición de los neandertales y cromañones.

La muestra, que ocupa parte de las antiguas caballerizas del Palacio de Fuensalida y se extiende, en su mayor parte, por la casi totalidad de la primera planta del inmueble, exhibe también un fragmento del techo polícromo de la Cueva de Altamira, correspondiente al bisonte hembra parado y al bisonte hembra encogido. Como reza su panel informativo, en 1879, cuando el mundo se asombraba de la capacidad del hombre de la Prehistoria para tallar útiles de piedra y hueso, el descubrimiento de las pinturas de la Cueva de Altamira causó un gran impacto. Evidenciaban una mente simbólica en hombres que vivieron en el Paleolítico, la misma mente simbólica que llevó a otras generaciones de hombres, muchos miles de años después, a construir palacios donde vivieron reyes, como en el de Fuensalida.

TOLEDO

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