Memoria histórica o calles sin patio...

Pero ahora, la existencia de la Ley parece servir de prefecta justificación para hacerlo, aunque por más que le doy vueltas al texto legal no acierto a deducir el motivo por el cual Moscardó y Alféreces Provisionales deben desaparecer de nuestra ciudad y no, por ejemplo, la inscripción del famoso Patio 42 del cementerio.

Y es que el artículo en cuya virtud deberían cambiarse los nombres de las calles afectadas señala que deben retirarse «... escudos, insignias, placas y otros objetos o menciones conmemorativas de exaltación, personal o colectiva, de la sublevación militar, de la Guerra Civil y de la represión de la Dictadura».

Atendiendo a la literalidad del artículo, no se puede inferir que General Moscardó y Alféreces provisionales sean nombres de calles que, per se, exalten la sublevación, la guerra o la dictadura, pues en las placas de éstas no se especifican más que un nombre propio y un colectivo de militares. Quizá haciendo una interpretación extensiva del precepto se podría deducir que, como tanto el General y los Alféreces participaron en la contienda y /o sublevación, es éste motivo suficiente para entender que la mera presencia de los nombres conmemoran y exaltan estos hechos.

Pero si éste fuese el criterio, a la placa existente en el Patio 42 y que se colocó con la Ley en vigor, debería dársele por tanto el mismo tratamiento, pues literalmente homenajea a «víctimas de la Guerra Civil» sí, pero en definitiva participantes en ella como combatientes republicanos en muchos de los casos.

Analizando las posibles interpretaciones, creo que si- y como señala el artículo-, la exaltación de la contienda, sublevación o dictadura debe ser el criterio a seguir para retirar placas, las de Moscardó y Alféreces deberían seguir en su sitio , pues no homenajean más que a sus destinatarios ; si por el contrario debe imperar el de la mera participación en esos hechos, adiós también a la del Patio 42 habría de decir; y si- como parece ser- la Ley sólo sirve para retirar placas que afecten bando vencedor, ésta debería especificarlo, pues no lo hace en el flamante artículo 15.

En mi opinión, existen argumentos para que los nombres de las calles no hubiesen sido retirados por «imperativo legal» , que es el que esgrime el consistorio sabedor de que esto no gusta demasiado en Toledo. Otra cosa son los peajes que se deban pagar a Izquierda Unida y su revanchismo diferido a setenta años… Pero eso es harina de otro costal.