¿Cuántas personas se pararían a ayudar a dos niñas perdidas en un centro comercial?
Un experimento social en Gran Bretaña ha determinado que sólo una persona de cada 617 se detendría para socorrer a dos pequeñas extraviadas

La manecilla del reloj marca las 10 de la mañana en un centro comercial de Gran Bretaña por el que pasan miles y miles de personas. En uno de sus múltiples pasillos, una niña sola se aferra a su juguete favorito. Otra, se chupa el dedo mientras deja escapar alguna lágrima. Se han perdido y tan solo tienen 5 años. Sin embargo, una única persona de un total de 617 se para preguntarles si necesitan ayuda. ¿Es esto un mal sueño? No, es un estudio social que se realizó en Inglaterra hace pocos días y que ha demostrado la falta de solidaridad de la sociedad, según el «Daily Mail» .
Este curioso proyecto, que fue realizado por la NSPCC (Sociedad Nacional de Prevención contra la Crueldad Infantil), arrojó sin duda unos resultados poco halagüeños. Y es que, durante los 60 minutos que duró el experimento, tan sólo una jubilada se acercó a preguntar a las niñas si se encontraban bien, un número que parece irrisorio para la madre de las niñas (ambas hermanas) que se prestaron a ayudar en el estudio: «No me esperaba que tan pocas personas se pararan. Es sorprendente que la gente vea a un niño sólo y no le pregunte que sucede. Como madre es desgarrador ver que todo el mundo pasa de largo y con la mirada perdida al ver a alguien que necesita ayuda».
Afanados en no mirar
Sin embargo, si hay algo peor que los resultados son las diferentes formas que los transeúntes tienen de «olvidarse» de las niñas. Unos alzan su mirada hacia el techo, otros las sortean e, incluso, una madre con un cochecito las esquiva sin apenas inmutarse. ¿La razón? Para los expertos está clara: el miedo a que la ayuda de un adulto (sobre todo por parte de los hombres) pueda ser malinterpretada. «Estuvieron mucho tiempo solas y ningún padre se acercó a verlas, es increíble», señaló la madre.
Por otro lado, la asociación ha afirmado que se esforzará por transmitir el siguiente mensaje a los adultos a partir de ahora: «Tenemos que hacer llegar el mensaje a los adultos de que tienen la responsabilidad de proteger a los niños y que esta prevalecerá sobre cualquier preocupación que tenga para la percepción de por qué están ayudando a los niños de otras personas».
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