Valencia lució sus mejores galas con motivo de la final de Copa del Rey entre el Real Madrid y el Barcelona. Más allá del resultado deportivo, la ciudad resultó ganadora. El aluvión de aficionados, más de 40.000 hinchas llegaron a Valencia para ver el partido, generó un impacto económico situado en el entorno de los diez millones de euros y los hoteles alcanzaron una ocupación cercana al 95 por ciento de sus plazas.

La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ejerció de anfitriona en el almuerzo que mantuvieron antes del partido los presidentes de ambos equipos. Una oportunidad que no desaprovechó para vender las bondades de una ciudad que sigue estando a la altura en cuanto a las organización de grandes eventos y que llegó a 166 países gracias a las pantallas de televisión.