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UNA RAYA EN EL AGUA

La pitada silenciosa

Los televisores apagados del sábado fueron una pitada silenciosa, un plante de dignidad nacional ante la afrenta xenófoba

Ignacio Camacho

De civismo, dice. Y se queda tan contento. Para el presidente del Barça, las aficiones dieron en la final de Copa una lección de civismo. Se refiere a que no se pegaron entre ellas y a que compartieron en feliz jolgorio el protagonismo de una ... agresión xenófoba a los símbolos de España. También dio un gran ejemplo cívico el presidente Mas, cuya carita sonriente al ladito mismo de un Rey con expresión de palo otorgó el placet institucional al gesto hostil multitudinario. En el césped, el futbolista Aduriz parecía asimismo muy divertido, tal vez confortado en su ánimo por la pancarta que en la grada bilbaína infundía coraje a los suyos con un lema etarra. «Jo ta je irabazi arte»: Pegad fuerte hasta la victoria. Todo fue tan educado, tan agradable, tan civilizado y formal que ni la Delegación del Gobierno en Cataluña, ni la Federación Española de Fútbol, ni el F.C. Barcelona, ni la Generalitat catalana ni la Lendakaritza vasca observaron ningún incidente digno de merecer no ya su intervención, sino su reproche. Sólo los ceñudos y crispados españolazos, siempre en estado de cabreo, podrían haber observado allí algo más que una festiva jornada en torno a los valores sagrados del deporte.

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