Al amigo editor
La noticia del fallecimiento de Jesús de Polanco ha conmovido a todos cuantos le
La noticia del fallecimiento de Jesús de Polanco ha conmovido a todos cuantos le conocíamos en su tenaz esfuerzo por abrir cauces de expresión a la información, a la cultura y al conocimiento. A cuantos le identificamos con la habilidad pionera de combinar la función social del editor con la necesidad que tiene de levantar una empresa rentable y solvente como garantía de su propia independencia. Ayer desapareció un coloso de la prensa española de los últimos 30 años, pero su marcha no sólo ha dejado el testimonio de los importantes proyectos que puso en pie; ha dejado también la huella de un hombre de aguda inteligencia que supo contribuir con su empeño a la modernización de España. Ha dejado las enseñanzas de quien supo ser amigo de sus amigos, a los que nos regalaba con su amena conversación y con su penetrante sentido crítico. Jesús y yo podíamos discrepar en ideas o defender posiciones encontradas ante los grandes desafíos a los que se enfrenta nuestro país y el propio ser humano. Pero su franqueza siempre se vio acompañada de un encomiable sentido de la tolerancia y de la lealtad; de una profunda convicción en que el futuro sólo puede alcanzarse si lo construimos juntos.
Jesús de Polanco se nos fue ayer en silencio, dejándonos como gran lección el testimonio de sus últimos meses de vida. Soportó la implacable enfermedad con la entereza del hombre hecho a sí mismo, consciente de que el final podía estar cerca, pero dispuesto a continuar con su obra hasta el último aliento. Aquel joven emprendedor, que con el ahínco propio de sus orígenes comenzó a levantar libro a libro lo que años después sería una gran corporación, no podía desfallecer hasta el final. Como si el deber moral que animaba su existencia fuese generar valor a través de su ejemplo personal. Fue un honor competir con él. Lo fue más contar con su amistad. De ahí que este abrazo de despedida, en el que me uno a sus seres queridos y a sus colaboradores más próximos, quiera ser el mío personal y el de cuantos hombres y mujeres hacen realidad el grupo que presido.
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