La Alberca
Socios corruptos
Quienes mantienen en pie a un Gobierno infestado de corrupción no son cómplices, son también corrupción
El examigo Cerdán
El voto de Felipe
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Iniciar sesiónEl simulacro de honradez de Yolanda Díaz ante la marabunta de escándalos del sanchismo es mitad pueril, mitad insultante. La afectación impostada de los socios de Gobierno y de los de investidura empieza a convertirles en masa madre de la corrupción. Porque los golpes ... de dignidad de Rufián, con una mano en el bolsillo y otra al aire como si estuviera cantando flamenco, no se los cree ni él. Quien tiene la llave, cierra la puerta. Punto. Cada palabra fingida contra la banda de Cerdán es un truco ilusionista. Hacen falta hechos. Sin embargo, los que con tanta razón abominaron de la corrupción del PP en el caso Gürtel y forjaron una alianza con Sánchez para echar a Rajoy y regenerar la política, ahora chillan como concursantes de un 'reality show' con el escaño atornillado al PSOE, no vaya a ser que los principios sean un obstáculo para la mamandurria. La vicepresidenta eleva el tono como una actriz de corral de comedias. ERC alerta sin pudor de que hay que intentar sacarle a Sánchez todo lo que se pueda «mientras dure esto». Junts se reparte botines con voracidad draconiana desde Waterloo, hoy la financiación, mañana la amnistía, pasado mañana el referéndum. Podemos va fuerte al cruce pero encoge la pierna para evitar la tarjeta amarilla. Bildu está comodísimo después del extraordinario blanqueo que le ha hecho el PSOE porque, total, qué delito pueden ver en unas mordidas de nada quienes amparan el terrorismo. Y el PNV no vacila en arrastrarse para conservar el poder en el País Vasco gracias al apoyo socialista, una simbiosis antinatura que va a pasar por encima de sus siglas como una retroexcavadora.
El partido que apoyó los últimos presupuestos de Rajoy y nueve días después votó a favor de Sánchez en la moción de censura que defendió Ábalos está metido en el fango. Hasta hace unas semanas podíamos intuir que no echó al PP para limpiar la corrupción porque, en tal caso, tendría que echar ahora al PSOE. Aquello fue una coartada. Ahora sabemos, si son ciertas las confesiones en el Supremo, que Cerdán fue el arquitecto de aquella moción y que el intermediario con el PNV para conseguir su apoyo fue su socio Antxón Alonso, con quien compartía clandestinamente una empresa que inmediatamente se puso a trajinar con el nuevo Gobierno. Lo que propiciaron los nacionalistas vascos fue exactamente un trasvase de corruptos. Un torerísimo cambio de mano. El pretexto de la ultraderecha le ha servido para aguantar el chaparrón hasta que el segundo secretario de Organización del PSOE pringado hasta los mochos ha ingresado en prisión tras su recital de ópera ante el juez. A partir del esclarecedor testimonio del Victor Frankenstein del PSOE, autor del engendro político al que llamaron 'bloque de progreso' con Puigdemont al volante, los socios están dentro del perímetro de la pringue, no alrededor. Quienes mantienen en pie a este Gobierno infestado por la corrupción han dejado ya de ser meros cómplices o colaboradores necesarios para ser también corrupción. Cuando hablen las urnas no vale llorar.
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